NO SOY PARA TI - FREENBECKY [ Editando]

El solo de Song 3

Nueve meses después

Becky llevaba casi dos horas despierta y con su hija de casi tres meses en sus brazos. Freen dormía muy tranquila a su lado mientras ella disfrutaba de su nuevo retoño. Tampoco tenía intenciones de despertar a su chica, quería ser egoísta y disfrutar a su bebé un rato ella sola.

Becky sabía que si Freen se despertaba, lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su castaña madre y empezara a divertirse con la pelinegra. Además, amaba cuando Amber se pegaba de esa forma a ella, esa forma que le hacía recordar a Freen o a Song, esa forma tan necesitada, como si le faltara el aire si no estuviera en contacto con su madre.

— Eso es porque eres mi tercera mujer especial— susurró la empresaria, acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Amber abrió los ojos aún más grandes y miró directo a la castaña. Becky leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Amber miraba a Becky como si la castaña pudiera darle el universo entero.

— Te amo, amor mío — volvió a susurrar Becky Amo todo en ti —agregó. — Amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu mami, amo tu perfecto cabello color negro, amo tus perfectas manitos — la pequeña tenía un dedo de Becky atrapado en una de sus extremidades — Amo tu perfecto y tan mordisqueado por tu otra madre traserito — era imposible no regañar a Freen cuando la empresaria mandaba a la tatuadora a cambiar a su hija y ratos después la niña seguía desnuda y con la marca de dientes de su madre en su pequeño trasero. — Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos— Becky besó cada parte nombrada, disfrutando de los sonidos que hacia su hija por el gesto — Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi— definitivamente era una de sus mujeres especiales. Les vas a dar a tu mamá y a tu hermana Song una gran competencia, mi pequeña —— claramente y como lo había anunciado la babosa tía Momo, Amber venía cargada por esos lados.

El gen rarón, según Nam, se había esparcido y ahora la familia Sarocha Armstrong tenía una nueva portadora del poder, una "raroncita segunda".

Becky besó a su pequeña nuevamente y miró a la mujer que dormía a su lado. Sonrisa previa para después, con su mano libre, o más bien con las uñas de su mano libre, acariciar la espalda desnuda de la chica.

— ¿Sabes, Amber?—le habló casi en silencio a su hija— Este remolino que tiene tu mami Freen aquí — Becky acarició toda la espina dorsal de su esposa, desde el cuello hasta donde empezaba el trasero para luego detenerse en un pequeño remolino de vello que se le hacía a Freen en la curva de la espalda— Es el mismo que tienes tú y que tiene Song — Becky puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolino— ¿Ves?— volvió a dar vuelta a su pequeña, pero esta vez se la sentó enfrentada a ella. Becky rio cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho. —¿Tienes hambre, mi glotoncinta? — por si le había quedado alguna duda, la niña tiro varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento.

La sonrisa de la empresaria no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Becky miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a su fuente de felicidad, que ahora torturaba su pecho sin dejar duda de su hambre.

— Estoy tan enamorada de ti, mi tesoro — dijo, babeando— Ya sé que soy un poquito egoísta al quererte solo para mí, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanas por tu atención y eso no era lo peor—. Y lo peor de todo es competir contra tu madre, la tienes a ella en frente y es como si yo no existiera — Becky apretó sus labios para no reírse de su propia mentira. Amber era como Freen y como Song, si Becky estaba en una habitación, esas tres solo tenían tiempo para ella— Por eso te estoy aprovechando ahora — contó, haciéndole cosquillas a uno de los piececitos de la pequeña.