Capítulo 4

1K 64 25
                                    

Jean acompañó después de terminar el trabajo a los dos, para llevarlos en la pequeña residencia que hay varias calles abajo en la Sede.

– Espero no seamos una molestia, no tuvimos otra opción que pedirte este pequeño favor... –. Obviamente Aether tenía varias opciones, pero quería estar acompañado.

– Caballero Honorario, no tengo ningún problema con eso, ya se los dije. Ustedes contribuyeron con la prosperidad de Mondstadt, me honra ayudarlos en este momento tan duro y incluso lograron que la sobrecarga de mi trabajo como Maestra no se elevara más –. La mujer de cabello rubio y ojos azules quería ser clara con el viajero, llegando a agradecerle más de lo necesario.

Aether la miró algo insatisfecho, por la forma tan descarada como parecía decirle que él hubiera arreglado todo el mundo y se quitaba honores.

– Jean, me das demasiado crédito, además yo tengo un nombre y no un simple apodo, reconozco el reconocimiento que me dieron por mis contribuciones a la caída de Stormterror...pero tú y yo ya hemos estado demasiado tiempo hablando como para no ser amigos a este punto. No lo hagas simplemente porque sea el caballero honorario, ambos deberíamos dejar de mirar nuestros apodos y actuar como personas normales –. Las manos más pequeñas del viajero juntó las de ella, tanto Aether y Jean contaban con guantes negros, cabello dorado, pero es el de ojos ámbar quien tenía el sentido de la nobleza dándole un brillo diferente a cualquier ciudadano de la nación.

– ¿Me consideras tú amiga? –. Jean sonrió de forma inconsciente con las manos juntas y ojos brillosos de emoción, ya que esas fueron las únicas palabras que pasaron por sus oídos.

– ¡Jean!, ¿sabes lo grandioso qué sería verte actuar como un ciudadano de Mondstadt y no una persona encerrada?, pareces una nini del trabajo y podrías morir algún día por agotamiento. Dejarías a la nación sin otro Maestro –.

– ¿Qué es un nini? –.

Nunca supo la respuesta luego de emborracharse en emoción, la idea de que Aether la llamara amiga de forma tan abierta solo le dió calor sobre su pecho, estar tan enfocada trabajando no le había hecho explorar su amistad con él y ciertamente antes de que la dejarán al mando tenía más libertad por su cuenta en la vida personal.

Estando en la nación de la libertad, suena ilógico privarse de eso y mucho más cuando puede tener oportunidades que solo pasan una vez en su vida, como las novelas que leía hace unos años.

Ella abrió presentándoles el lugar que adquirió, después de todo ha perdido su uso luego de comenzar a quedarse más seguido en la Sede de los Caballeros.

– Paimon cree que es un lugar acogedor y humilde para venir de ti, Jean –.

– Lo compré cuando me asignaron de Maestra Intendente interina, no pensé bien que iba a pasar el resto del tiempo tan metida en el trabajo y casi abandonando este sitio...*inhala y exhala pesadamente* –. El estrés de los pendientes de mañana aterrizaron sobre su cabeza mientras recordaba los primeros días siendo la Maestra Intendente de Mondstadt al principio.

Sorprendentemente no lucía abandonado y es como si a pesar de la soledad, se mantuviera limpio y ordenado, así pensaban el viajero y Paimon.

– ¿Tienen hambre?, me gustaría hacerles algo pero debo-no...tengo tiempo para darles una buena bienvenida a mis amigos invitados –.

Los pasos de la Maestra Intendente se redirigieron a la cocina luego de que su cuerpo pidiera a gritos ir a la cama en horas bastante pasadas de la madrugada, pero dejar así a los invitados le causó un temor, especialmente porque no quería decepcionar a su nuevo querido amigo.

– Jean, ¿te molestaría si usamos la cocina? –.

– He escuchado de Kaeya, Lisa, pero especialmente de Collei, Noelle, Amber y Eula que tienes grandes habilidades cocinando, pero insisto que no quiero dejarlos aquí por simple sueño –. El plan era tomar alguna taza de café para pasar el rato y después si había algo de espacio, echarse una siesta.

La Fase Popular de AetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora