Cap. 7•

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Utahime llegó a salvarme de las señoras halagadoras, me tomó de la mano y me sacó de ahí, tomamos un auto y fuimos directo a la casa de ella.

Es bastante amplia y bonita, entramos y subimos las escaleras con nuestras maletas, seguidos de sus padres.

- Mamá, ¿dónde dormirá Satoru? Mamá tiene la creencia de que dos personas que no están casadas no deberían de compartir la cama.

- Por favor Utahime, no seas ridícula. - Yuki la interrumpé con ese comentario y Utahime abre sus ojos bastante sorprendida. - No soy tan conservadora como Utahime quiere creer, pueden usar la habitación sin problema, además no nos molestan los ruidos, ¿verdad querido?

Creo que a Toji sí le molestarían los ruidos a los que se refiere Yuki, yo solo sonrío con mi cara más tierna e inocente, soy todo un actor, sé que Toji me creyó.

Entramos por fin a su cuarto, inspecciono el lugar rápidamente, siento que tengo 6 ojos porque puedo analizar todo en poco tiempo. Es grande, tiene una ventana que da a la piscina del patio trasero, con baño propio, cama matrimonial, está decorado con papel tapiz de flores de cerezo, se mira bastante infantil e inocente, tiene un poster de una boyband que rápidamente arranca y pone detrás de ella, y hay fotos de un horrible perro sin pelo, bastante musculoso y con cara de malo, observo con detenimiento y no puedo adivinar la raza.

- Es, era Mahoraga, es un perro de raza mexicana que papá me regaló hace años.

- Ah, lo siento pero era tan horrible como su nombre, hasta sentí un escalofrío.

- Sí, siempre suelo fijarme en los sentimientos y no en la apariencia. Los guapos siempre traicionan. - Replica mientras me mira amenazante.

Comienzo a desvestirme para darme una ducha antes de dormir. No soy nada penoso, así que cuando se da la vuelta me quito la camisa y de una el pantalón para quedar en bóxer.

- ¡Wow! ¿Qué estás haciendo? Solo es compañía, no sexo, no porque a mamá no le molesten los ruidos significa que vamos a... ya sabes.

- Tranquila Utahime, solo me bañaré. Además Geto me dijo que el sexo se cobra aparte.

- Por dios, eso es moralmente repugnante.

- Oye, se cobra bien por ello, serían $1,207 dólares. - Una cifra que digo por mi cumpleaños.

- ¿Qué? Ni que fuera la gran cosa.

Eso daña un poco mi ego, así que me acerco y la arrincono contra la puerta del baño.

- ¿Quién dices que no es la gran cosa?

- Aléjate, pervertido.

- Vamos, es solo una pequeña broma, por favor, traime una toalla, aquí no parece haber.

Estoy en los últimos minutos del baño, cuando alcanzo a ver  a tráves de la cortina que llega y se sienta en la taza con la toalla en manos.

- ¿Y bien? ¿Te dijo algo?

- ¿Quién?

- Naoya, ¿dijo algo?

- Hmm, pues sí, dijo muchas cosas, o quizás pocas, no lo recuerdo.

Abro la cortina y extiendo la mano para que me dé la toalla, ella grita al verme desnudo, sé que no debí hacerlo, pero juro que cada expresión de su rostro es sumamente única e increíble, me causa gracia y a veces ternura. Me lanza la toalla, para salir corriendo antes de cerrar la puerta. Me veo al espejo, pensando en que tal vez me pasé un poquito.

Este idiota es un maldito idiota, ¿cómo se atreve a hacerme eso? Y todavía me dice que por ver no se cobra, ash y yo que hablé bien de él con Shoko. Bueno, no estaba tan mal, pero tampoco esperaba que hiciera eso de repente, pero invadí su privacidad al entrar al baño, pero es mi casa. Ay no, estoy justificando nuestras tontas acciones.

The DateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora