III

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Sunoo

La mirada de una persona nunca me había intimidado tanto. Esos pozos oscuros y sin fondo parecían mirar a través de mi alma, provocando que mi cuerpo olvidara la conexión con mi cerebro, mientras el tiempo se relantizaba a mi alrededor.

Muevete. Muevete. Sal de ahí.

Por alguna razón mis manos empezaban a picar, mientras aquel hombre detenía sus movimientos y se enderezaba con algo de molestia; parándose firme, pero... ¿Por qué no dejaba de mirarme?

La mujer le dijo algo que no alcancé a entender pero pude sentir que estaba confundida. No obstante, aquellos ojos seguían clavados en mí.

Estaba ahí, parado, solo mirándome como si tratara de decirme algo... No.

Estaba... ¿Intentando reconocerme?

No, eso sería relativamente imposible. Estaba seguro de que nunca había visto a ese hombre, pero... ¿Por qué me miraba de esa forma tan...?

Salí de aquel trance cuando ví a la mujer darse vuelta siguiendo la mirada del Duque, ahogó un grito en su garganta cubriendo con ambas manos sus labios, mirándome de arriba abajo completamente estupefacta.

En ese momento los nervios se apoderaron de mi.

—Lo siento mucho, —dije apresuradamente inclinándome en una reverencia, evidentemente nervioso —yo...

—¿Quien eres tú? —preguntó la mujer con un extraño acento que no pude reconocer.

La prepotencia y superioridad acompañaron sus palabras con notable molestia.

Mierda...

Es obvio que se dió cuenta de que soy un don nadie debido a mis evidentes nervios. Intenté pensar en una respuesta que no me trajera problemas más adelante pero mi mente parecía trabajar cada vez más lento.

No podía decir quién era realmente, había presenciado un escenario bastante inapropiado que involucraba al Duque y a una mujer que, tomando en cuenta el anillo en su dedo, al parecer estaba casada. En realidad no sabía que decir exactamente, la mirada helada de aquella mujer parecía congelar mis ideas pero lo que hacía que mi corazón bombeara fuera de control eran aquellos orbes negros cual noche sin luna.

¿Por qué su mirada azabache me hacía sentir de esa forma?

Sentía que esos ojos sin vida conocían cada parte de mi.

Era tan... extraño.

—Yo... —intenté decir algo nuevamente pero las palabras quedaban atascadas en mi garganta.

—¿Trabajas para el Vizconde, cierto? —preguntó el hombre alzando una de sus pobladas cejas con una serenidad bastante escalofriante.

Maldición...

Ahora resulta que el Duque sabía quién era yo. Carajo, cuando creí que ya no podía estar más jodido...

—¿Sabes quién es este idiota? —preguntó la mujer con una mezcla de sorpresa, confusión y cólera en su tono de voz.

—Eres el modista, ¿No es así? —dijo mirándome fijamente, ignorando por completo a la mujer que parecía estar a punto de explotar.

Suspiré pesadamente sin apartar la vista de aquella mirada masculina. A esas alturas no servía de nada negarme, él realmente sabía quién era yo.

—Si, mi señor, —dije inclinándome en una reverencia —siento mucho toda esta situación, —levanté la mirada y una incomoda sensación se alojó en mi pecho al ver aquella escalofriante y diminuta sonrisa en el rostro del Duque —yo... pronto me iré de esta ciudad así que pueden estar seguros de mi completo silencio.

El modista privado del duque - Sunsun [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora