VII

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Todo este capítulo lo narra nuestro Sun.

Sunoo.

El agua de la tina estaba tibia, en la temperatura perfecta tomando en cuenta el gélido clima que nos acechaba. Mojé mis cabellos con el agua cubriendome hasta el cuello y una sonrisa de labios cerrados decoró mi rostro al recordar aquella frase, en algunas ocasiones sus palabras llegaban a mi mente.

"Pareces un niño pequeño cuando estás en el agua, hermano"

Sus palabras se hacían presentes cuando sentía que disfrutaba mucho de un buen baño, solía decírmelo cuando íbamos al lago en compañía de Yujin. Tal vez era cierto, Yujin siempre le daba la razón, a los tres nos gustaba nadar en ese pequeño lago pero podría decir que yo lo disfrutaba un poco más.

Sumergirme por completo en el agua siempre me va a parecer la mejor sensación de todas, tener mi cuerpo completamente limpio, oler a flores o a durazno, se sentía como si nada pudiera ensuciarme nunca, se sentía tan bien.

Salí de la tina y sequé mi cuerpo y mis cabellos cuidadosamente, el día anterior luego de tomar las medidas del duque pasé el resto de la tarde diseñando algunos trajes para él, ahora solo quedaba empezar a confeccionar.

Me vestí igual que siempre que iba a trabajar, camisa blanca de tela ligera, pantalón marrón y zapatos simples que al llegar al estudio terminaría quitándome pues en mi propio estudio me gustaba hacer mis ocupaciones descalzo. No era para nada una buena elección debido al mal clima pero simplemente estaba acostumbrado, además de que el invierno en París es menos destructor.

En cuanto estuve listo me miré en un pequeño espejo que siempre llevaba conmigo a todos lados para terminar de arreglar mis cabellos, el olor a coco se mezclaba con el dulce aroma a melocotón del perfume, por un momento recordé el extraño incidente con el duque, sentí mi cara arder de la vergüenza y observé mis mejillas y orejas rojas a través del espejo.

Fue incómodo, tanto su cercanía como su mano sobre mi nuca, enredándose en mis cabellos. Sin embargo, el nerviosismo que tenía ante los pocos centímetros que nos separaban no me impidió sentir el olor que él poseía. Personalmente, nunca me gustó el olor a tabaco, no obstante, ese contraste que hace con el amargo aroma del café sorprendentemente me pareció de lo más interesante, realmente combinaba perfecto con su apariencia sería y desinteresada.

Salí de la habitación y empecé a caminar por la cuadra hacia la salida, era temprano en la mañana y el señor Lee aún no iba a mi habitación con el desayuno así que decidí dar un recorrido hasta la cocina. Antes de llegar a la salida ví a dos mucamas dirigirse en la misma dirección, en cuanto pasaron por mi lado las comencé a seguir discretamente, no sabía a dónde se dirigían pero tenía claro que no llegaría a ningún lugar solo en ese inmenso castillo.

Después de pasar por varios pasillos y atravesar muchas puertas llegamos a lo que me pareció que era el comedor para empleados, era un lugar enorme con mesas largas y ventanas muy grandes. Algunas personas tomaban su desayuno tranquilamente mientras otras iban cargando cosas o haciendo alguna ocupación, caminé observando el lugar y sintiéndome cómodo al notar que nadie me prestaba especial atención.

Luego de atravesar todo el salón llegué hasta una puerta que estaba abierta, me acerqué y miré curioso para darme cuenta que era la cocina, todo lucía muy limpio y ordenado y solo había una persona dentro revisando unas cacerolas. Entré sin hacer mucho ruido y tomé asiento en la enorme mesa que estaba en el centro del lugar, observe la espalda de la chica de largos cabellos rizados que tarareaba una melodía con entusiasmo mientras servía algo en un plato, hasta que se volteó para dirigirse a la mesa y se encontró con mi presencia.

El modista privado del duque - Sunsun [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora