Gritos Internos

El hubiera

El hubiera hizo presencia en mi mente en diversas ocasiones y se pronunciaba cada vez mas fuerte si sumábamos una a una las noches junto a su presencia. Mis supuestas decisiones inquebrantables se llenaron de arrepentimiento y mi corazón de deseo, este mismo se desprendía de mis poros sin una pizca de sutileza y con toda mi intención.
Vino la culpa...Después del deseo se asomó la culpa y luego la incertidumbre. Lo interesante fue que el hubiera llegó nuevamente e hizo que fuese tan sencillo aceptar una noche más sin conocer el desenlace.

Me encontraba en la misma situación de antes pero mi mente se nubló; la oscuridad apenas me dejaba examinar su rostro, la música de fondo era impecable, nuestra conversación conveniente y entonces llegó la picardía.
La proximidad era tanta que nuestros labios se rozaban de vez en cuando y hacía que nuestras respiraciones chocaran al mismo tiempo que mi piel se estremecía.
Pensé que no quería despertar a la mañana siguiente y marcharme sin haber borrado al menos un hubiera de mi cabeza o el deseo de mi corazón, fue entonces cuando lo besé. Era utópico pero sabía que no estaba soñando pues si bien lo disfrutaba, sentía también culpa.
Besaba mis mejillas y se encontró con la comisura de mis labios, con la música de fondo pasamos a un beso intenso. Sus manos acariciaban mi cuerpo mientras mi lengua hacía lo mismo con la suya; el beso concluyó en una mordida a sus labios y luego se concentró en mi oreja. Besó suave y sensualmente hasta mi cuello. El espacio parecía reducirse y la claridad de lo prohibido cruzó por mi cabeza, como si se generase un fuerte estruendo por cerrar una puerta abruptamente.

Me pregunto que hubiera pasado si no hubiera querido borrar con tantas ganas ese hubiera en un principio, porque ese momento de claridad fue en donde conocí el miedo.