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Palabras: 4655
Advertencias: Mención de Muerte. Sospechas.
Comentarios míos: Algo ligero, pero que de a poco va tornándose fuerte. Disfruten, comenten y voten 😘😘.
Decimoquinto día de la Cuarta luna.
Kings Landing
Red Keep
La noche caía sobre el Reino, con su cielo completamente estrellado reclamando el descanso de cada uno de sus habitantes. En algunos hogares, las madres contaban historias de fantasía, con grandes castillos y criaturas fantásticas que emocionaban a sus hijos.
Lejos de allí, en el gran palacio que se alzaba con imponencia y elegancia, siendo resguardados por guardias en todas sus entradas y esquinas, con sus faroles encendidos para iluminar sus caminos, una madre hacía dormir a sus hijos y sobrinos. Cuentos de antaño ya habían sido contados, uno de ellos siendo prohibido por quienes no querían recordar la Rebelión que años anteriores azoto Westeros.
—Mami, no tengo sueño —murmuro un pequeño pelinegro bostezando. Junto a él, una jovencita rubia se acomodaba abrazándolo por la espalda. A veces su prima lo apretaba un poco fuerte, dejándolo inmovilizado y respirando con dificultad—. No, mami, dile a Myr...
—Silencio, mi pequeño Eddy —susurro. Dejo el candelabro en la mesilla de noche, junto al libro recientemente abierto. Acaricio los rizos que caían desordenados por su frente y un cálido beso fue dejado en el lugar—. Es hora de que el jardín de los sueños te reciba, ellos también requieren de tu presencia, hijo mío.
Jeanice Stark volvió a besar la frente de su hijo, acariciando su cabello para que poco a poco fuera durmiéndose contra las finas almohadas. El movimiento de Tommen tras su sobrina Myrcella, hizo que sus celestes ojos se fijaran en el pequeño. Solo tenía incomodidad al no poder encontrar una posición cómoda para dormir. Sonrió ante esto, estirando su brazo para acariciar sus rubios cabellos. El niño murmuro entre sueños, buscando el calor de su hermana, su rostro quedo apoyado en la espalda de Myrcella, durmiendo sin molestia alguna.
—Mama...
Jeanice se volteó para observar el cómo su hijo Mayor, Louis, ordenaba el librero del cuarto de su hermano.
— ¿Dime cariño? —La mujer se levantó de la cama al ver a los tres menores durmiendo profundo, los arropo un poco más debido al frio que de vez en cuando azotaba King's Landing.
