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Estar sobre sus patines, sin necesidad de su palo de hockey y un disco sobre la helada pista, solo moviéndose con tranquilidad de un lado a otro. Era algo que hacía a Eunseok feliz.
Luego de una clase aburrida, llegaba antes que los demás al rink y disfrutaba de practicar tiros o de simplemente imaginar que pertenecía al mundo del patinaje artístico y hacer piruetas y algunos giros. Justo lo que se encontraba haciendo ahora.

Ha sido elogiado un montón de veces por la gracia de sus movimientos sobre la pista de hielo, muchos le han dicho que tiene lo necesario para pertenecer a un buen equipo en las nacionales del patinaje artístico, pero, aunque sabe que tiene el talento para ello. Eunseok no cambiaría el hockey por nada, la misma adrenalina que siente al hacer sus piruetas, se dúplica cuando está en medio de un partido, cuando se asegura de hacer buenos pases y anotar puntos. No mentiría al decir que hacer a sus contrincantes caer de vez en cuando no le causa satisfacción también. Por eso y más, amaba jugar hockey.

Ya era el cuarto giro que realizaba, su cuerpo en perfecto equilibrio y sus movimientos coordinados, aún no daban inicio a la temporada de partidos contra otras universidades por lo que podía estar el tiempo que quisiera en el rink. Había quedado en encontrarse con sus amigos en la cafetería, pero, perdió la noción del tiempo y ya simplemente lo dejó pasar. Ya se reuniría con ellos luego.

Se preparaba para dar un salto, cuando notó a alguien entrar en el lugar. No le dió importancia, seguramente era alguno de los de su equipo, por lo que tomó una respiración y se dispuso a dar el salto. Dando un giro doble en el aire para caer con gracia sobre el hielo nuevamente.

Escuchó unos aplausos, lo que lo hizo detenerse y girarse. Enfocó un poco su vista a la persona en las plazas, creyendo que estaba viendo mal, pues la persona que le estaba aplaudiendo se parecía al antiguo capitán del equipo, Shohei.

Excelente salto, Eunseok!

No, definitivamente, era Shohei.

Song quedó paralizado sobre el hielo, mirando, desde lo que consideraba su zona segura, al mayor. Sin pestañear, ni decir nada.
Matsushima le sonrió y agitó su mano en modo de saludo, Eunseok juraba que en su rostro tenía pintado un gran signo de interrogación, ¿Cuando regresó? ¿Porque le estaba sonriendo? ¿Porque su corazón latía con fuerza?

Reaccionó cuando lo vió abrir la cerca y entrar a la pista, con sus patines puestos, aproximándose hacia donde él estaba. Se dio la vuelta rápidamente para irse del lugar, pero, la mano contraria fue más rápida, tomándolo del antebrazo. Eunseok se giró, mirando la mano que lo sostenía y luego miro a la persona frente a él. Quería irse, ahora.

Hey. le sonrió el mayor.

Sueltame. — dijo después de unos segundos de asimilar la situación.

El chico frente a él mostro un poco de confusión. Abriendo la boca para decir algo, siendo interrumpido por Eunseok.

¿Que no escuchaste?, Sueltame.

— Y-yo ...¿podemos hablar?

Eunseok lo miro en silencio unos segundos, considerando seriamente empujarlo y escapar de ahí lo antes posible, soltando un suspiro antes de rodar los ojos y asentir. El mayor sonrió aliviado y lo llevó a las plazas, aun sin soltar su muñeca, Song sintió que en cualquier momento le daría un ataque.

Ambos se quitaron los patines al salir de la pista de hielo, Shohei observó con atención como el menor buscaba sus zapatos debajo de los asientos para después ponérselos, temiendo que fuera a irse corriendo en cualquier segundo.
Hizo lo mismo que él, buscando sus zapatos y se los puso sin dejar de mirar al chico frente suyo, quien parecía estar diciendo miles de insultos hacia su persona en idiomas diferentes. Eso lo hizo sonreír, Eunseok seguía siendo el mismo.
El peli negro alzó la mirada luego de un tiempo, encontrándose con los intensos ojos de Matsushima, quien le volvió a sonreír. Juraba que lo iba a golpear como lo hiciera de nuevo.

¿Vas a hablar? O ¿Te vas a quedar mirándome como un idiota?. — Shohei se sonrojo un poco y soltó una disculpa por lo bajo, empezando a jugar con sus manos. Al ver que todavía no se proponía a decir palabra alguna, Eunseok fue quien habló.— ¿Cuando regresaste?

El de cabellos castaños alzó su mirada, un poco sorprendido por aquella pregunta, honestamente, Eunseok también se sorprendió luego de hacerla. No debería querer saber nada de nada que tenga que ver con el japonés. Por lo que se aclaró la garganta y miro hacia otro lado, sus mejillas teñidas de rosa.

Llegué hace un par de días. — respondió, sin saber que más agregar a eso. El menor asintió haciéndose el desinteresado, haciendo un gesto con su mano para darle a entender a Shohei que dijera de una buena vez lo que sea que fuera a decirle. — Ha pasado un tiempo desde la última vez que te vi, ¿no?

Song rodó los ojos, antes de respirar hondo y responder.

¿Desde que se te safó una tuerca, besarme, para luego desaparecer de la noche a la mañana? Si, ha pasado un tiempo. respondió Eunseok de manera tajante.

A Shohei esa respuesta le supo un poco amarga, y no es para menos. Entendía la molestia y el veneno en las palabras del menor.
Luego de irse, se cuestionó el porqué besó a Eunseok ese día en los casilleros, no es idiota, sabía que de alguna manera el menor le gustaba y ese fue solo un acto impulsivo de su parte para confirmarlo.
Haciendo retrospectiva, el motivo por el que se fue le parece tan cliché ahora que lo piensa, su familia había estado vigilando su comportamiento sin que él supiera meses antes de que todo con Eunseok se fuera más en picada. Ya sabían de las preferencias sexuales de algunos de sus amigos, lo cual para ellos era algo espantoso. Tenían miedo y les repugnaba la idea de que él fuera a parar en esos caminos también, por lo que se armaron toda una odisea con tal de que se regresará a Japón. Amenazándolo incluso con usar todo lo que tuvieran en su poder para que el equipo del que alguna vez fue capitán, se le cerrarán las puertas y las oportunidades se les escaparan de las manos.

Shohei no podía permitir que eso pasara, su equipo era algo muy importante para él y no iba a dejar que por las tontas ideas de su familia todo el esfuerzo que habían puesto en cada partido fuera en vano. Por eso tomó la decisión de irse, y admite que besar a Eunseok como despedida no estaba en sus planes. Pero, ¿se arrepiente de haberlo hecho? La verdad es que no.
Si era honesto consigo mismo, nunca sintió atracción por nadie, siquiera recuerda haber tenido novia antes de mudarse a Corea. Eso hasta que llegaron Eunseok y sus peleas a despertar su interés.

Escucha, sé que te debo una explicación. — dijo, suspirando.— yo...

Shohei.

La voz fría y sería del menor lo interrumpió.

No hay que explicar nada, y no es como que me importe tampoco. — Shohei quiso decir algo cuando lo vió ponerse de pie. Pero, el menor no lo dejó. — el tema, para mi, está en el pasado. Deberías hacer lo mismo, ¿no crees?— la ironía resaltaba en sus palabras y en la sonrisa que le dió. — Después de todo, estoy seguro que tanto para ti, como para mi, eso no significó nada.

Eunseok tomó su mochila de los asientos, también sus patines y, haciendo una reverencia, se retiró sin decir más. Dejando al mayor con las palabras en la punta de la lengua.
Matsushima ya lo venía venir, no es como que el menor se le fuera a lanzar en los brazos si le explicaba la razón del porqué lo besó y del porqué se fue.

Soltó un suspiro pasándose una mano por el cabello, intuía que hablar con él, iba a ser más difícil de lo que era en el pasado.

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♬♫♪𝐵𝑎𝑐𝑘 𝑇𝑜 𝑀𝑒♪♫♬ 𝐸𝑢𝑛𝑠𝑒𝑜𝑘 𝑥 𝑆ℎ𝑜ℎ𝑒𝑖  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora