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Nervios. Eso sentía Jungkook en estos instantes.

Se encontraba frente al espejo, observándose con su traje de graduación ya puesto; tratando de encontrar alguna imperfección.

Tengo que calmarme.

— ¡Chicos, apúrense o llegaremos tarde!— gritó su madre desde la planta baja.

Soltó otro suspiro con nerviosismo y acomodó su cabello por última vez antes de abrir la puerta de su habitación y bajar a la sala, en donde su madre se encontraba.

— ¡Oh por Dios!— chilló su madre con una gran sonrisa al verlo — muy guapo, hijo!— dijo y se acercó para poder darle un gran abrazo.

— Mamá, me estás aplastando— se quejó con una sonrisa. La mujer se separó soltando una pequeña carajada.

— Estoy tan orgullosa tí, cariño— habló mientras acariciaba una de las mejillas de su hijo mayor con cariño—. Al fin te gradúas y no puedo estar más feliz por tí, Jungkook.

— Gracias mamá— dijo con una tierna sonrisa, mostrando sus característica sonrisa de conejo.

Se acercó otra vez a su progenitora y la volvió a abrazar.

— ¿Para mí no hay abrazo?— la voz de su hermano menor los hizo separarse y mirar sus espaldas.

— Ven aquí, pollito — habló la mujer mientras abría sus brazos en dirección del menor, quien no dudó en acercarse y unirse al abrazo familiar—. Tengo dos hijos maravillosos.

— Y nosotros a una madre increíble— dijeron los hermanos al unísono.

— Bueno, será mejor que ya nos vayamos antes de que se nos haga tarde— dijo la mujer después de separarse del abrazo.— Está será una noche para bailar.

¡Una noche para bailar!

Por eso uso la calculadora / taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora