Capitulo 7

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"Lo que construimos..."



–Has mejorado mucho Yuta.

El menor se avergüenza por mis halagos y sigue su lucha contra Maki.

A mi lado Megumi permanecía imperturbable mientras mandaba mensajes con su teléfono, posiblemente para su hermana o Itadori. Le había insistido a venir conmigo a la escuela para que viera lo que le esperaba, pero como todo adolescente prefería encerrarse en su mundo.

–¿Y como está el pequeño Yugi?

Le pregunto con genuino interés, no me había acercado más de lo de debido al joven por temor que me vieran como un pervertido que busca quitarle su flor al menor. Cómo maestro era normal que me acercará, pero como el padre de su amigo ya era raro.

–Bien, su abuelo ha mejorado mucho gracias al doctor que le recomendaste.

–Eso es bueno, ¿ya le dijiste que vendrá a estudiar contigo?

El niega.

–Padre deja de insistir con eso, es un no mágico, este lugar no es para el.

Eso era cierto hasta cierto punto, después de todo era un hijo de Kenjaku y parte de su energía maldita quedó en el.

–Confia en mi, serán buenos compañeros.

Y me levanto para darles las siguientes instrucciones a mis estudiantes, en este caso enviaría a Yuta y a Maki a una misión, ellos sabrán cómo resolverlo, debía llevar al joven azabache a los extremos para que aprenda a dominar a Rika.

–Yuta, no te asustes, demostraras tu valor y esos ancianos no podrán objeción de que te quedes – ánimo a mi joven estudiante y ve a su nuevo equipo con duda.

–¿Y si no?

–Te ejecutarán, pero descuida, es rápido.

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Jamás en mi vida, ni siquiera con Sukuna, había sentido miedo, o indefenso, ya que eran cosas que nunca me pasaban, así que estar en esta situación era extraño para mí y no sabía cómo reaccionar ante esto.

Mi cuerpo irradiaba miedo, miedo por no poder soltarme, miedo de no sentir mi energía maldita fluir, miedo de no tener el control de la situación.

Mi cuerpo se tensa y sentía gotas de sudor resbalar por mi cuerpo.

–Tranquilo.

Su dulce voz hace juego con las caricias repartidas en mis mejillas.

–¿Cómo conseguiste esto?

Digo moviendo mis manos con frenesí en un intento de soltarme, mis muñecas no se lastimaban por el suave material del que estaban hechas, pero aunque su textura era amable, su función era aterradora.

Eran unas esposas, reliquias de mi familia, las cuales eran usadas para neutralizar nuestra energía dejándonos indefensos, recuerdo claramente que fueron destruidas por nuestra seguridad, pero tal parece que se les olvido destruir una.

–Suguru, déjate de juegos, liberame –me sentía tan débil y no puedo mentir, sentía pánico, no podía hacer nada para defenderme. Casi en una súplica intento convencerlo y el niega.

–Satoru, siempre estás cargando con muchas cosas –Suguru toma mi menton para ponerlo en alto y obligarme a verlo– desde que te conocí siempre actuaste sobre el límite de tus capacidades, siempre siendo el más fuerte y al que nadie puede herir. Tu me viste en mis peores momentos y pese a tu carga decidiste sumarme a todas esas responsabilidades. Siempre fuiste paciente conmigo, incluso cuando nos convertimos en novios ibas a mi paso, lento, pero íbamos al mismo paso. Ahora quiero que por un momento te relajes y me dejes hacerte sentir bien... prometo en nombre de nuestros hijos que no te haré daño, confía en mí.

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