Endless Madness

Capitulo 2 - Justicia divina

"Aquel que no teme destruir las creaciones de Dios, temerá su castigo"

He' Stan_filósofo y fiel seguidor del culto de Prometium

Esa frase resonaba en la cabeza de un joven cambiante, de cabello color morado, su conjunto de ropa era un kimono azul con varias bandas de color negro. En sus manos tenía varios sellos tatuados, su rango era intermedio, a un paso de ser maestro.
Se encontraba en una tienda la cuál formaba parte de un gran campamento, lo cuales estaban ahí por minerales. Está era su última misión antes de realizar el ascenso a el siguiente rango, mientras revisaba varios escritos de aquel pensador, el mismo hablaba mucho sobre el peso de las acciones humanas, de su arrogancia.
Entre medio de los papeles se encontraba registros de unas investigaciones.
El primer manojo de papeles eran diversos avistamientos del "caído" y el segundo trataba de una larga tesis sobre como curar a los malditos, en la misma destaca que lo único que falta es descubrir el método con que un maestro cambiante conocido como el "Doctor" había logrado ignorar la restricción más fuerte de la alquimia, la interacción con los seres vivos, dicho secreto se allá en su laboratorio minero en el bosque de cerezo. Este laboratorio era uno secundario en caso del que primero cayera(cosa que sucedió, pero junto al primero también cayó el "Doctor"), ahora mismo el joven junto a otros cambiantes intermedios con el mismo propósito tienen planeado encontrar esa estación de conocimiento, pero algo al joven lo carcome, puesto que la frase del filósofo prometiano le hacían pensar sobre el daño hecho hacia este bosque y si en verdad era su culpa, tal vez habían pecado, los maestros necesitan de minerales como adictos, son arrogantes y destruyen todo con tal de saciar su deseo de minerales, quizás se merecían esto.

Unos pasos metálicos se escucharon a las espaldas del joven. Asustado, completamente tenso se voltea -¿Quién anda ahí?- reconoció una cara familiar, era otro cambiante, un joven de su misma edad y misma vestimenta pero con cabello castaño a diferencia de él.
Dando un suspiro hablaría - Thomas no me des éstos sustos- revuelve su cabello mientras una gota de sudor le caía, si bien estaba más calmado algo no estaba bien.
Su compañero estaba mirando el suelo además que sus ojos estaban... vacíos.
-hm... vamos deja de jugar.. que te sucede- la entrada estaba abierta a la mitad, entonces se abre por completo.
Lo que el peli morado vio lo aterrorizó, su amigo había sido atravesado por una espada, justo en el abdomen y su asesino lo mantenía levantado como si de un trofeo se tratará.
- así que aquí estaba el que me faltaba- el asesino era un caballero de armadura verdosa con ojos rojos, su voz era áspera con un grado de cansancio.
- no es personal...- el caballero lanzaría el cadáver de su amigo al peli morado, el cual estaba shockeado por lo sucedido y no alcanzo a esquivar el cuerpo ni lo que vino después. Su pecho y el de su amigo, ya muerto, fueron atravesados por un puñetazo del caballero.

El caballero sacaría su brazo y se retiraría de la tienda para continuar su matanza.
El joven a duras penas logro reforzar un poco su pecho para no morir instantáneamente, este se arrastraría hasta llegar a un mecanismo, una especie de panel de oro con la marca de una mano.
Con sus últimas fuerzas logra activarlo, colocando su mano sobre el mecanismo, la vida se le estaba escapando y soltaría un último suspiro, finalmente cerrando sus ojos.

Unas horas más tarde, el joven había despertado, estaba vivo ¿pero cómo?, miraría a sus lados en busca de respuesta y entonces una voz lo interrumpe
- buen trabajo... viviste, eso significa que no terminara en mí, mí legado puede vivir- un ser acorazado de por lo menos 3 metros se arrodillaba en frente de el, su armadura era verde claro llena de detalles dorados, estaba completamente destrozado. Su casco abollado a más no poder y incluso había perdido uno de sus brazos junto a una de sus piernas.