CAPITULO 3

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Ha pasado ya la primera semana de clase y me he dado cuenta de que ha sido bastante fácil hacerse amiga de Lizzy y de Nick, aunque al último lo he estado evitando como podía ya que creo que el concepto "tengo novio" no le ha quedado muy claro.

— No quiero ir...— digo mientras me tumbo en la cama y me abrazo a mi almohada.

— Vas a ir — dice mi compañera de cuarto— Ya no más excusas, además si ya conoces a casi todos.

— ¿Por qué estás tan contenta?— pregunto mientras la miro curiosa esperando que me explique porque está sonriendo y dando pequeños saltos por la habitación emocionada. — ¿Te hace gracia que me vayas a obligar a ir a una fiesta a la que no me apetece ir?

— ¡Oye!, No seas exagerada. No te obligo, simplemente te doy un pequeño empujoncito  para terminar de integrarte— me guiña un ojo — Además, tienes que salir si o si, o se te acabará pegando el culo a la cama.

Al final acabo cediendo ante sus artimañas y me dejo guiar hasta su vestidor donde me muestra varios conjuntos que no me acaban convenciendo hasta que saca un vestido azul oscuro de flecos que no es ni muy corto ni demasiado largo.

— ¿Enserio?¿Este quieres?— pregunta con una mueca — Pues pensaba venderlo por internet, pero si te gusta te lo regalo.

— ¿Enserio?— cojo el vestido.

—Claro, además Beca se morirá de envidia al verte con el puesto.

¿Beca?

—¿Quién es Beca?— pregunto algo asustada.

— Oh, em... Beca es complicada, puede que te mire mal por llevar el vestido puesto — dice mientras coge mis cosas de baño — Y puede que me mate a mi por habértelo regalado, pero da igual se lo merece. Toma— me tiende mi bolsa de baño — a la ducha.

Me termino yendo a la ducha con menos ganas de las que tenía antes de ir a la fiesta, aunque Lizzy especificó que no era una fiestas sino una pequeña reunión de amigos en la casa de uno de ellos.
Salgo de la ducha y entro a la habitación encontrándome con mi compañera terminándose de maquillar y debo decir que se ve preciosa y me da envidia lo bien que le queda su ropa con su color de piel.

—¿Te vas a quedar ahí parada o me vas a dejar maquillarte ya?—  me guía hasta que estoy sentada en su silla y ella en un puf de pelo rosa.

—Es necesario est...

—Sí y calla que me desconcentras — demanda.

Me callo, espero y espero a que termine de hacer lo que está haciendo en mi cara sintiéndome un lienzo en blanco pintado por un artista hasta que me deja girar para verme.

—Wow. Es...es  alucinante — digo anonadada de lo guapa que me veo.

— Lo sé, soy una artista. Y ahora deja de flipar y ponte el vestido que vamos a llegar tarde.

Pasan quince minutos y ya estamos las dos, ella con un vestido blanco de brillo  y unos tacones verdes oscuros que combinan con su bolsito y yo con el vestido azul y unas botas negras largas que me llegan a mitad del muslo.

Eran mis botas favoritas hasta que un día Connor llegó demasiado borracho y les reventó el tacón, porque según él —esas botas eran de fulana —, al final me compró otras iguales porque se sentía mal por haberme dicho eso.

—¡Por todos los mismísimos dioses!¡Te ves bellísima!— me halaga — Quien diría que detrás de esos vaqueros feos estarían estas piernas esculpidas por el mismísimo diablo.

—¡Oye! Mis vaqueros no son feos— digo con un mohín.

— Te digo que tienes unas piernas perfectas y que estás bellísima ¿y en lo único que te centras es que he llamado feos a tus vaqueros?— me agarra del brazo— Bueno da igual, vamos ya que Owen nos está esperando desde hace más de media hora. Venga.

Notas de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora