Capitulo 4: El ensayo de boda parte una.

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Cuando Gulf abrió los ojos, se dio cuenta de que no se encontraba en su habitual habitación dentro de la inmensa mansión. Aquella estancia era vasta, con una penumbra austera que lo envolvía. Se incorporó en la cama y, al mirarse, notó que estaba desnudo. Un repentino recuerdo lo asaltó: los besos y caricias compartidos con el doctor en la sala. Al rememorar esos momentos, la vergüenza lo embargó. ¿Había entregado su ser al doctor?

En ese preciso instante, las imponentes puertas se abrieron de par en par, revelando la figura enfadada de la ama de llaves, quien portaba una bandeja de comida.

—Eres un auténtico descarado. El doctor tuvo que cuidarte durante toda la noche. ¿Acaso no te enseñaron a moderar sus excesos cuando las pasiones te desbordan? Deberías estar agradecido de que el doctor es un hombre decente; de lo contrario, cualquier otro Alfa habría sucumbido a tus arrebatos.

Gulf, abrumado por la situación, se cubrió apresuradamente con las sábanas. Su vergüenza era descomunal; cada vez que contemplaba los eventos pasados, se daba cuenta de que el doctor había sido su salvador.

—Creo que lo mejor será que me marche. No puedo soportar más esta situación.

Aunque sus palabras fueron apenas un susurro, los agudos oídos de la ama de llaves captaron cada sílaba.

—No te atreverás. No entiendo por qué el doctor siente cierto aprecio por ti, pero hacía tiempo que no lo veía tan animado desde la trágica muerte de su prometida. —al decir eso, la ama de llaves puso la bandeja en la mesa que daba hacia un enorme balcón. Desde allí, se podía contemplar una vista panorámica del exuberante jardín de la mansión.
Las palabras de la ama de llaves dejaron a Gulf perplejo. Sin pensar, apartó las sábanas y se volvió hacia ella. La vergüenza cedió paso a la curiosidad, y una incontenible necesidad de conocer la historia detrás de las palabras pronunciadas por la enigmática mujer se apoderó de él.

Con firme determinación, Gulf se levantó y se acercó a la ama de llaves. La enigmática historia que parecía envolver el lugar y la relación entre el doctor y su presencia en la mansión despertaron su curiosidad, y tenía la intuición de que su papel en esa casa iba más allá de simplemente incomodar a Polet.

—¿Podría decirme cómo murió la prometida del doctor? —preguntó Gulf con curiosidad, notando cierta impaciencia en el ama de llaves.

La mujer, que aún le daba la espalda, respondió con firmeza:

—No me corresponde hablar de eso. Solo el doctor tiene derecho a compartir esa historia.

Gulf, un tanto fastidiado, comentó:

—Supongo que murió de cáncer, como suele suceder en historias como esta. Los hombres ricos a veces pierden a su primer amor de esa manera.

Hellen, la ama de llaves, suspiró y se volvió hacia Gulf, quien ya estaba sentado a la mesa del desayuno.

—Usted puede ser un tanto insensible. Asegúrese de no abusar de la generosidad del doctor —le advirtió Hellen con seriedad.

Gulf, deseando expresar su gratitud, respondió:

—Le aseguro que no soy un aprovechado. Valoraré siempre la amabilidad del doctor.

Aunque la ama de llaves notó la sinceridad en las palabras de Gulf, decidió mantener un ojo vigilante sobre él y sobre su peculiar mascota, el conejo. Los secretos de la mansión seguían sin desvelarse por completo, y la intriga continuaba acechando en los pasillos y habitaciones de aquel imponente hogar.

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Gulf se sorprendió al ver al doctor mientras bajaba las escaleras, ya que se suponía que debería estar en la clínica de animales. Incómodo y avergonzado por todas las situaciones previas con aquel hombre tan amable, trató de disimular su vergüenza y mantener la compostura mientras descendía.

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⏰ Última actualización: Oct 04, 2023 ⏰

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El veterinario Y El Lindo ConejitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora