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Jimin y Hoseok, habían estado las dos primeras horas encerrados en el área de empleados, pero sus estómagos vacíos estaban empezando a reclamar por comida, así que con la poca fuerza de voluntad que tenían salierón a los pasillos de la tienda. Hoseok no bajo la guardia, mientras tanto, Jimin salió despreocupado hacía los pasillos. Sus ojos se clavaron a la entrada, donde atraves del cristal se veía un auto estacionado, le llamó la atención que este tuviera las luces encendidas.

No recordaba haber visto ese auto antes de que todo sucediera, su visión era escasa, así que con precaución se acercó un poco más a la puerta.

Un auto con lo que parecía ser una familia estaba aparcado frente a la tienda. Rápidamente corrió hasta donde estaba su amigo y se escondieron detrás de la caja.

— Hay alguien allá fuera — susurró para su amigo.

— ¿Como lo sabes? — preguntó dudoso.

— Acabo de verlo, parece una familia.

— ¿Qué hacen fuera de casa?

— No lo se.

Ambos universitarios observaban atentos hacía la entrada, hasta que a lo lejos vieron como lo que parecía ser un chico, no mayor de 20 se acercaba lentamente hacía la puerta.

Para cuando Yoongi llegó a la puerta y trató de abrirla, pudo darse cuenta que estaba atrancada. Maldijo.

Estaba a punto de regresar al auto, pero a lo lejos pudo ver como dos chicos lo observaban desde dentro. Comenzó a mover su brazos y hacer señas.

Hoseok no bajaba la guardia, mientras Jimin parecía estar inquieto.

— Deberíamos abrirle.

— Acaso eres tonto, no podemos confiar en nadie.

Yoongi, estaba comenzando a impacientarse, el miedo estaba carcomiendo lentamente todo su ser. Imploraba que la puerta le fuera abierta, a él y a su familia.

— No seas tonto Hoseok, él no parece infectado.

El pelinegro observó como uno de los chicos comenzó acercarse a él. Cuando lo tuvo frente a frente, apenas y pudo notar lo lindo que era.

Hoseok no abrió la puerta, solo se acercó a ella, para poder confirmar que el chico no estuviera mordido.

— ¿Estas mordido? — preguntó, pero al parecer el chico de afuera no lograba escucharlo, iba a elevar la voz, pero el pelinegro lo detuvo.

Yoongi sabía que no debía hacer ruido, así que detuvo sea lo que el chico de dentro tenía pensado hacer. Colocó su dedo sobre sus labios, insinuando silencio. Miró una vez más al chico y señaló sus labios.

Los ojos de Hoseok viajaron de esos penetrantes orbes oscuros hasta los carnosos y pequeños labios del chico. Los observo con detenimiento, eran lindos, pero estaban resecos. La boca delante de sus ojos comenzó a moverse y comprendió todo; "ellos no soportan el sonido, porfavor no grites". Una vez que Hoseok entendio, volvió su vista al chico.

Yoongi, mostró sus brazos y cuello, demostrando que no estaba mordido. Hoseok quito el seguro y tan rápido como la velocidad de la luz, tomó al pelinegro del brazo y lo jalo dentro de la tienda y se aseguró de volver a cerrar.

Jimin observaba todo aún escondido detrás de la caja. Veía como entre ambos chicos se formaba una tensión inexplicable.

— Necesito traer a mi familia aquí dentro también.

— Es imposible, correriamos peligro todos — respondió el castaño.

Yoongi comenzaba a enojarse. Él jamás dejaría a su familia atrás. No tenía un lazo muy fuerte con sus padres, pero ellos se habían encargado que a él y a su hermano nunca les faltara nada. Su madre en muchas ocasión podía ser muy irritante, pero la quería. Su padre hacía todo lo que ellos y su madre dijeran, tan bueno. Jungkook, su hermanito, a quien amaba con todo su alma, jamás dejaría a su hermano solo, así que si los chicos ahí dentro no querían a su familia, se iría.

APOCALIPSIS DEL AMOR || YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora