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Los primeros rayos de sol se hicieron presentes y el primero en despertar fue el castaño. Observo como el menor dormía plácidamente a lado de su amigo y se encaminó hasta los refrigeradores, su cuerpo le exigía leche de fresa, justo como todas las mañanas.

Observo a Yoongi dormido en el mismo lugar en el que había hablado unas horas atrás, hizo su mayor esfuerzo por no hacer ruido y despertarlo. Tomó una caja de leche y se dirigió hasta la caja para pagar.

Que estúpido, pensó.

Estaban ante lo que podría ser el fin de la existencia humana y el iba a pagar por algo que básicamente era una necesidad para ellos ahora. De nada servía pagar por ello, seguramente el dueño de la tienda ya debería ser una de esas cosas infectadas.

Se sentó en la silla que se encontraba frente a la puerta principal y observó un poco a su alrededor. Pero detuvo sus ojos en el auto de los Min, el cual se encontraba frente a la tienda. La puerta del piloto estaba abierta y el padre de Yoongi no estaba.

Observó como parecía que ni un alma en pena rondaba por ahí, así que decidió quitar el seguro de la puerta. Casi cae cuando el aire fresco de la mañana se infiltraba por los poros de su rostro. Dios, era una bendición volver a sentir eso. Con toda confianza camino hacia el auto, olvidándose por completo que ahí fuera había gente vuelta loca, esperando ansiosos por morder a alguien.

Hoseok llegó hasta el auto y se percató que estaba totalmente vacío. ¿A donde habría ido el señor Min?

Dentro de la tienda, el segundo en levantarse fue Jimin, quien al ver que solo se encontraba con el menor, rápidamente busco a su amigo por los pasillos. Observó como Yoongi dormía, eso le relajo un poco. Había notado como a el pelinegro no le agradaban y lo menos que quería era que le hiciera algo a su amigo. Dirigió sus pasos hasta la caja y cuando observo a su amigo de espaldas dentro del coche y a un hombre acercándose lentamente a el, casi se desmaya.

Corrió apresuradamente hasta donde Yoongi se encontraba durmiendo. Lo sangoloteo lo más rápido que pudo, hasta que este abrió los ojos.

— Hoseok, Hoseok — Jimin estaba asustado, así que solo lograba balbucear su nombre.

El sangoloteo había tomado por sorpresa al pelinegro y lo había despertado inmediatamente.

— ¿Que sucede?

Jimin no dijo ni una palabra mas, simplemente se limito a señalar hacia la puerta. Yoongi rápidamente se levantó y se dirigió a esta. Lo que sus ojos vieron lo dejaron atónito. Un hombre se acercaba a Hoseok.

¿Qué demonios hacía Hoseok allá fuera?

No lo pensó ni un segundo, tomó de nuevo el extintor y corrió hasta el castaño. No le agradaba, ni lo conocía, pero se sentía mal por todo lo que había dicho anoche. Él había estado cuidando de Jungkook toda esa tarde, salvarle la vida sería una forma de agradecimiento.

Se encaminó lentamente detrás del hombre zoombie.

Hoseok volteó y observo como frente a él se encontraba, ¿el padre de Yoongi?.

Dios, en qué momento se había dejado morder. Ver al hombre con aspecto desagradable frente a él no fue lo que lo asusto, fue ver a Yoongi detrás del hombre y sobre su manos traía el extintor. Sus ojos hicieron contacto visual con los del pelinegro, quien le decía que guardará silencio.

Yoongi pensaba golpear al zombie, pero ese zombie era su padre.

Si no detenía a Yoongi, iba a pasar lo qué quedará de su vida odiandolo, porque en primera, fue estúpido salir y en segunda, si ambos sobrevivían iba a ser incómodo tener al causante de la muerte de tu padre junto a ti todo el tiempo. Bueno solo si Yoongi no lo mataba también a él.

APOCALIPSIS DEL AMOR || YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora