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Pov's Ariana ;

El timbre resonó por todos los pasillos, nuestra hora descanso se había terminado, y ahora tocaba una de las materias que más odiaba.

— ¡¿Si viste al nuevo profesor?!, ¡Es un encantó! — Mi mejor amiga me susurró en mi odio, casi todo, menos un susurro.

— Si es tanto encanto, ojalá tenga el encanto de hacerme aprobar. — Respondí, de forma seca y sin expresión alguna.

— Que amargada, Ariana. — Ambas nos adentramos al aula de clase, nos acomodamos sobre nuestras mesas, dejando mi mochila en mi pupitre, y poder recostarme en esta.

— ¡Hay viene!.. — Todos se susurraban, casi era audible para todos.

Una figura alta, cuerpo trabajado, su ropa mostraba escasamente los músculos que tenía, una barba casi sobresaliente, su mandíbula se marcaba y se notaba a simple vista.

— Buenos días jóvenes, profesor Kaulitz para ustedes. — Se acomodó sobre la silla, tenía un palito de bambú sobre sus dientes, y algo muy curioso, era su Piercing que tenía en su labio inferior.

— Espero llevarme bien con todos ustedes, me gustan las personas aplicadas en mi asignatura — Sus ojos color miel casi café, miraron a cada uno de este lugar.

Por alguna simple razón, esperaba con ansias que me observara.

— Señorita. — Sus ojos estaban viendo los míos, mi corazón latía de forma desesperada, con su mano quito el palito y me observo detalladamente.

— Una de mis reglas, es no tener a estudiantes flojos. — Estúpida, justamente estaba recostada sobre mi mochila, observando a este como si fuera el unico centro.

— Perdón.. — Aparte la vista de este, baje la mirada viendo cómo jugueteaba con mi manos por el nerviosismo, ¿O tal vez ansiedad?.

— Mis reglas son muy claras, y espero y ustedes cumplan. — Se levanto del escritorio, y comenzaba a dar pasos muy lentos.

— Regla número uno, No me gustan las personas flojas, algo que ya todos deben de tener muy en claro. — Daba pasos sobre cada pupitre, observando a cada uno.

— Regla número dos, No me gusta la gente contestona. — El sonido por sus zapatos, estaban cada vez más cerca.

— Regla número tres, muy sencilla, quien incumpla con estas dos sencillas reglas, será castigado, de una forma que a ustedes no les gustaría saber. — No se si era la única rara, pero lo había malpensado por un momento.

— Profesor Kaulitz, ¿Y cual sera si castigo? — Todos voltearon a ver a una de mis compañeras, quien sonreía con malicia hacia el mayor.

— Deberían de averiguar. — Le devolvió la sonrisa, volvió a caminar y justamente sentía su presencia detrás de mi, los pelos se me pusieron de punta, al oir su respiración.

— Pues a mi me gustaría... — Dije sin darme cuenta de lo que habia dicho, aunque casi estoy segura que nadie lo escucho, lo dije muy silencioso.

Casi pálida voltee a ver a este, quien sonrió ladino, y me observo como si fuese la única piba de aquí.

— Entonces asi será. — Dijo casi audible para ambos, me di una cachetada imaginaria, sin saber que lo que dijo era verdad o solo era parte de mis escenarios.

— Como es mi primer día, les dejaré tiempo libre. — Se acomodó de nuevo, sacando una laptop.

— ¡Dios santo!, ¡Es precioso! — Lara, quien se acercó a mí emocionada — ¿No te parece atractivo? — Dijo tomando mi codo y dando un pequeño apretón.

— Meh. — Lara sonrió, mientras observaba al profesor — Carajo Lara, es nuestro profesor, debe tener 30 años. — Está alzó hombros restándole importancia.

Gire los ojos, sentí una mirada pesada, segui esa sensación, y era el mismo.

Sus ojos miraban arriba de la pantalla, observándome.

— ¡Oye Ariana! — Albert, un amigo viejo, me llamo — Revisa tu teléfono — Sonrió entusiasmado.

— ¿Me vas a seguir rechazando las salidas?.

Mi rostro no mostraba expresión, Albert era un amigo desde que tengo memoria, desde pequeños convivimos por nuestras madres, quienes son mejor amigas.

El siempre había mostrado interés en mi, pero aunque lo intentará por 16 años, no iba a lograrlo, no podía sentir algo por el, lo veía como un simple amigo al que cual tengo mucha confianza.

Apague el móvil sin responder, no tenía ánimos de hablar con nadie.

— Pobre Albert, piensa que tiene chance de que te convenza. — Lara se burló.

— No esque no lo quiera, solo lo veo como amigo.. ¿Si me entiendes? — Está asintió rodando los ojos como sapo.

Puse mi mochila de nuevo sobre mi puesto, durmiendo sobre esta.

— ¡Ariana, párate ya nos vamos! — No se ni cuánto tiempo había pasado, pero por suerte ya era la hora de salida.

Tome mi mochila colocándola sobre mi hombro de un lado, arreglando mi pelo un poco.

— Señorita, venga un segundo — Esa voz..

— Espero no vuelva a pasar lo de hoy. — Se puso al lado mío, me impresionaba su estatura.

— Si señor.. perdón — Agache la mirada, tratando de evitar la de este — No me diga señor, digame Tom, pero es un secreto. — Podía sentir una sonrisa formarse en este.

— ¿Osea que solo quiere que yo lo llamé Tom? — Este asintió.

— Tenga buena tarde, Ariana. — Abrí mis ojos algo confusa, ninguno de los profes se referían a mí como Ariana.

— ¡¿Que carajos te dijo?! — Lara sobresalto.

— Nada importante. — Me quite de esta, caminé derecho por el pasillo, aún sonriendo, ¿Osea que el era el responsable de esta sonrisa?.

Salí complemente, los sonidos de un motor se escucharon, voltee y era el mismo.

Se veía tan bien hay subido, con un casco blanco, y tan coqueto.

Sus ojos miraban los míos con lujuria, me dio la última mirada arrancó desapareciendo.

N O T A ;

Espero y les guste este fic, tanto como yo.
Se vienen cosas re interesantes <3.

𝗧𝗲𝗮𝗰𝗵𝗲𝗿'𝘀 𝗣𝗲𝘁 ; 𝖳𝗈𝗆 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora