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Pov's Ariana ;

Tome una de las bolsas que se encontraban sobre el mesón, arrugue mi rostro, al ver tantos productos que no había pedido.

— Mocoso.. ¿Sabes quién trajo todo esto? — El pecoso volvió a mi, y asintió — Era un hombre alto, con barba.

— ¿Tenía un piercing? — Pensó unos varios segundos, pero luego se acordó y acepto.

Volví todo a su lugar, tome el móvil y lo lleve a mi oreja.

— ¿Se puede saber porque me mandaste todo eso? — Escuché una risa burlesca atra vez del teléfono.

Hola linda, si fui yo. — Suspire molesta — No me digas linda, y no quiero que me mandes cosas. — Me apoye sobre la mesa.

¿Sigues enojada?, ya ha pasado dos meses, y he tratado de ser lo más cariñoso contigo, y tu al parecer no te conformas. — Lleve una de mis manos a mi frente, cerrando los ojos.

— Tom.. solo no me envíes nada, y sabes que no quiero verte.

Lo se, pero sabes que no bajaré el ojo en ti. — Levante ambas cejas, en forma de aburrimiento.

— Solo déjame de enviar cosas, y será algo positivo, ¿Entiendes? — Este respondió de una vez, no supe que más decir.

¿Cuando será tu cumpleaños? — Perfecto, lo que me faltaba.

— ¿Para que quieres saber? — Antes de alejarme de Tom, había preguntado tantas veces sobre mi fecha, pero jamás se la dije.

Solo quiero saber, preciosa. — Ya que podía decirle de los apodos, de todos modos eso jamás cambiaría.

— Estoy algo ocupada, adiós. — Colgué de inmediato.

Deje el móvil sobre la silla, y me dirigí a la cocina, Suspiré frustrada al tener casi medio mercado sobre la mesera, era impresionante las variedades de productos.

Mientras organizaba cada una de las cosas, me puse a pensar, por ejemplo, la última pelea, fue porque desaparecí, que estupido.

Pero Tom no duró ni una semana y volvió hacia a mi, pero esa vez no había caído, escasamente me acuerdo cuando le azote la puerta en toda su cara.

Llegaba del trabajo, y todos los días habían ramos de flores sobre la mesa, casi siempre golpeaba a mi puerta, pero ni al caso, jamás le abría.

Y siempre mandaba cosas diferentes, como un vestido negro que estaba sobre mi cama de la nada.

Y entre otras cosas.

No dure ni cinco semanas en el trabajo, me ofrecieron uno mejor de mesera en un restaurante de nivel alto.

La paga era tan buena, que en menos de un mes conseguí un mejor apartamento, en donde mi hermano, era más feliz que nunca. Y eso era parte de mi, verlo feliz, era el único familiar que tenía cerca, y aunque apenas solo sea un niño, me demuestra infinitamente cosas que mis padres jamás valoraron se mi.

𝗧𝗲𝗮𝗰𝗵𝗲𝗿'𝘀 𝗣𝗲𝘁 ; 𝖳𝗈𝗆 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora