Día 4: Tiempos de guerra

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11 de mayo de 1945.

Océano pacífico, Suroeste de Japón, a 13 Km de Okinawa.

La preocupación estaba inundando a Kohaku, su corazón latía a mil por hora, nadie en su situación podía estar tranquila. El hombre al que amaba estaba en peligro.

Lo último que escuchó en la radio nacional de Japón fue que los estadounidenses cada vez ganaban más terreno en Okinawa, y Senku estaba ahí, no como soldado, sino como científico que fue reclutado por los altos mandos para que colabore en la creación de armas biológicas y así ganar esta guerra que parecía no tener fin.

─Kohaku, ¿ya falta poco? ─preguntó su hermana Ruri a su lado.

─Estamos cerca, llegaremos en unos 20 minutos ─le respondió aun manteniendo sus manos sujetas al timón del pequeño barco pesquero.

El esposo de su hermana, Chrome, también era científico y lo reclutaron al igual que Senku, ambos fueron llevados en contra de su voluntad a la isla de Okinawa en donde tenían uno de los centros de investigación científica más importantes.

Kohaku no quería que su hermana viniera con ella, no la quería poner en peligro, se estaban dirigiendo a una isla donde se estaba librando otra batalla contra los americanos, de solo escuchar las noticias de lo que pasó en la isla de Iwo Jima hace un mes y medio, tenía el presentimiento que el resultado sería el mismo en Okinawa. Ruri se escondió dentro del barco cuando Kohaku tenía planeado partir a Okinawa ella sola, y cuando la descubrió ya era muy tarde, estaban bastante mar adentro como para volver.

─Sé que ellos estarán bien, son científicos, no soldados. ─Ruri estaba con ambas manos en su pecho sintiendo el rápido latir de su corazón, pero aun aferrándose a la posibilidad de que ellos estén con vida y esperando ser sacados de ahí.

La rubia menor también quería pensar eso al recordar las últimas palabras que escuchó de Senku. "Estaré bien, lo prometo, y cuando todo acabe, volveré contigo" Lo último que vio de él fue ser empujado por unos militares para que se subiera al gran barco que selo llevaría lejos de ella.

Kohaku se aferraba a esas palabras que le dijo hace tres semanas, pero con cada día que pasaba, la angustia la mataba, era imposible saber lo que estaba pasando con él, la radio solo daba noticias de la batalla que se estaba librando. Pero ya no quería seguir esperando, tomó la decisión de tomar el barco pesquero que heredó de su familia, ir a buscarlo y traerlo de vuelta.

Los minutos pasaron, estaban en el océano desde hace casi trece horas, desde que partieron de Japón, pero finalmente vieron la isla al horizonte, Kohaku subió un poco más la velocidad del barco para apresurarse en llegar, pero unos segundos después con su potente vista pudo notar dos barcos militares, uno de ellos recién estaba saliendo de la costa.

Ruri entró en pánico pensando lo peor, pero Kohaku la calmó al decirlo que eran barcos japoneses, no eran de los norteamericanos.

Ambas rubias vieron que también decenas y decenas de barcos mercantes y pesqueros se acercaban a la costa don de ellas también se dirigían, eso las extrañó bastante, pero al acercarse más entendieron la razón de la llegada de todos esos barcos, en la playa se encontraban miles de personas entre soldados, civiles e indígenas de la isla.

Kohaku y Ruri comprendieron, los estaban evacuando, eso las llenó de esperanza, tal vez Senku y Chrome estén entre la multitud esperando su turno para subirse a uno de los barcos y salir de la isla. Kohaku no desaceleró y no se despegó del timón, cada vez estaba más cerca.

En un momento Kohaku giró la cabeza al ver que estaban pasando cerca del barco militar que salía de la costa, notó que ese barco parecía estar hasta el tope de personas, pero se sorprendió al ver a Senku y Chrome abordo.

SenHaku Week 2023 - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora