Una nueva ráfaga de disparos proveniente de la posición de Charly, le avisó a Jean que sus camaradas aún seguían con vida. Nuevamente intentó establecer comunicación con ellos mediante el radio.
―Equipo Charly, defiendan sus posición, el enemigo va a su encuentro. Intentaré crear una distracción para que busquen refugio...
Rápidamente Jean hizo señas a su equipo para indicarles cómo proceder. Sus cuatro escoltas ingresaron en las instalaciones y de inmediato se ubicaron al lado de la pared. Avanzaron lo mejor que pudieron a baja altura, utilizando los muebles, dispensadoras, y todo obstáculo que tapaba la visual, a su favor. Jean buscó rápidamente entre sus ropas, y se detuvo en la granada de fósforo blanco. Sabía que vendrían a un combate sin cuartel, y donde las tácticas convencionales no servirían de nada. Necesitaba explorar con rapidez nuevas posibilidades.
Cargó la granada en su gran fusil MSG-30, otro de los muchos prototipos utilizados para ese fin. Abrió la recama y rápidamente la hubo cargado. Los relámpagos mortales resplandecían a través de la densidad del humo, lo que le permitió rápidamente saber la ubicación del enemigo. Los extraterrestres seguían disparando sus ráfagas de luz, lo que le dio una pista importante a Jean: sus disparos no eran tan certeros como se pensaba, ellos estaban afectos a las condiciones del clima como cualquier otro ser vivo. Si eso ocurría, aquellos seres debían tener algún método para identificarlos. Ojos, sensores, lo que fuera. Si existía, podían ser anulados.
―Charly, usen las granadas de fósforo blanco contra el enemigo. Al menos así podrán ganar algo de tiempo mientras ingresamos al interior del edificio.
No hubo respuesta del equipo Charly. Jean sabía que lo que estaba ordenando rompería todo tipo de tratado, pero era la única forma de frenar a esos malditos alíen. El fósforo blanco tendría consecuencias gravísimas para cualquier persona. Confiaba en su instinto al apuntar a los enemigos. Nadie, a menos que se encontrara acorralado, usaría a los rehenes como escudo humano. Esa no era la situación. El enemigo demostraba con creces su superioridad.
Apuntó su rifle en dirección a los relámpagos de luz y disparó.
El retroceso del arma le golpeó con fuerza, y solo pudo percibir el silbido de la munición alejándose. De forma casi instantánea, la granada explotó, cubriendo casi por completo la ya casi nula visibilidad que debía tener el enemigo. El fósforo blanco, un arma química prohibida en muchos países, ardía a una temperatura ridícula, y lo consumía todo a su paso. Existían incluso casos documentados donde el fósforo había llegado hasta el hueso.
Jean no perdió más tiempo en esa posición. Disparó y rápidamente siguió a su equipo que avanzaba a través de un lúgubre pasillo, donde ni la luz del sol tocaba. Los filtros de gases le permitían respirar con cierta seguridad, sin embargo, el humo sí afectaba su visión.
―Equipo Bravo, hemos ingresado al complejo. Estamos avanzando por los pasillos en busca del principal objetivo. Atentos a los movimientos enemigos. Equipo Charly, reporte.
Las luces en el pasillo jugaban como si de fantasmas alargados se tratasen. Los cinco hombres avanzaron sigilosamente por el pasillo, cubriendo cada salida y esquina que encontraban más adelante. El caos vivido al interior de la ESAC dejaba sus huellas y marcas a través de la losa y los muebles destrozados. Varios cuerpos yacían tirados por todos lados. Alfa tres se acercó a uno, y tanteó sus signos vitales, sin resultado positivo.
―En silencio. No queremos entrar en combate en un lugar como este... ―Jean sentía la presión del ambiente. A pesar del duro entrenamiento recibido, el lugar tenía presencia propia.
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La última arca de los Geekers
Ciencia FicciónManhattan, 8 de marzo de 2023. Un colosal meteorito colisiona directamente sobre la bahía Upper. La humanidad nunca imagino que el principio del fin llegaría desde los cielos, arrasando con todo el continente americano en cuestión de horas. La tensi...