C.1.

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- Llueve...-

Sí, llovía...

- Me gusta la lluvia...-

A él también le gustaba, sobre todo en los días que le abrazaba fuertemente contra su pecho al son de tiernas palabras que acunaban su mente.

- Gun... tengo sueño...

...dejó de mirar caer gotita tras gotita tras aquel frío cristal y se volvió para esbozar una pequeña sonrisa y acomodarle la almohada junto con un suave beso en la frente.

- Duerme... mi amor...

El hombre en la cama pareció relajarse ante su contacto y dejó caer los párpados con lentitud.

- Estarás cuando despierte, ¿verdad, Gun? - susurró Tay, entre el sueño que se avecinaba.

- Siempre estaré a tu lado... - juró el muchacho y tembló cuando por fin se quedó dormido.

No le gustaba verle con aquella tranquilidad. No cuando apenas hacía una semana había sido tan inquieto que no podía parar apenas un segundo de moverse... y ahora aquella cama lo tenía atado a ella.

Una semana en que había sabido por fin el secreto que Tay le había estado ocultando desde que pudo conocerlo y que ahora se lo llevaba de su lado. Gun posó la frente en las palmas de las manos de las cuales sus brazos estaban apoyados en el filo de la cama, con cansancio.

- Gun... - musitó con debilidad.

Parecía que aun no se había dormido y el muchacho trató de poner una sonrisa en su rostro, pero la palidez de la piel de Tay y el aspecto desmejorado no se lo ponía demasiado fácil...

- Estoy aquí... - tomó la mano que Tay había levantado con esfuerzo, y este la llevó a su pecho después.

- Mi pequeño quiero que seas feliz... aunque yo ya no esté...

Gun no pudo evitar bajar la mirada y que su vista se tornase algo más borrosa al inundarse los ojos de lágrimas.

¿Cómo ser feliz sin aquel que le había dado todo lo que él había deseado desde que tuvo uso de conciencia? ¿Cómo hacerlo sin aquel por el cual daría su vida si pudiera en ese preciso momento?

Pero volvió a mirar al frente cuando Tay le obligo con la otra mano, y le atrajo a los labios masculinos.

- Bésame, Gunnie... - pidió, y nombró su nombre con extremada ternura haciendo saltar el corazón del pequeño.

El beso era cálido, tierno, suave e intenso a la vez... y transmitían a cada parte de sus miembros oleadas de algo inexplicable... oleadas de miedo, de soledad, de tristeza y de dolor.

Demasiado dolor... cuando los labios de Tay dejaron de corresponderle en el beso...

Demasiada tristeza... cuando se cercioro de que sus ojos estaban cerrados y que la máquina que tenía a su lado, emitiendo un estridente sonido, mostraba el corazón parado de su amado.

Y lloró.

Cada lágrima era una pequeña parte de su alma que se escapaba sin que pudiera o quisiera remediarlo.

- No puedes irte... - sollozó - ¡¡No puedes dejarme solo!! ¡¡No puedes dejarme sin ti!!

Y golpeó el pecho de Tay con furia varias veces, y a cada una de ellas el golpe se hacía más débil, hasta que terminó por desplomar la cabeza sobre él y poner en ella las grandes, y ahora frías, manos de Tay.

Como si esperase que ese cabello negro fuera de nuevo acariciado por él.

Y esperó...

... pero no sucedió.

Otra realidad •𝕆𝕗𝕗-𝔾𝕦𝕟•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora