𝑑𝑢𝑒

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Su cara permanecía con un aura perpleja, ¿Cómo no lo pensó antes? Nunca en su aldea había escuchado de una alfa. Aquí por lo general los alfas eran hombres, era muy raro que hubiera alguna mujer metido en eso, sólo había conocido a una y era la mamá del mismísimo torpe que estaba sentado a su costado. Pero en fin, a lo importante, su mejor amigo acaba de enredar sus feos bigotes con alguien de la aldea contraria, los padres del otro daban miedo, por lo que pudo imaginar los mil castigos y regaños que le harían pagar al saber de la desobediencia del otro.

Pero bueno, no era hora de abandonarlo, después de todo era el único que sabía de su secreto y la había apoyado a regañadientes, ella como amiga le tocaba hacer lo mismo, ¿no era así?

Volteo a ver al otro en ese mismo momento: 

— ¿Planeas decirle a tus padres? 

A lo que el otro negó de forma energica. 

— Claro que no, son capaces de casarme ahora mismo de ser así, me van a despellejar y sabes bien de que son capaces. 

Ahí algo hizo click en su cabeza, de casar al otro sabía que sería con ella y pese a que amaba mucho a su amigo, no se veía compartiendo la eternidad que le quedaba con él. Él sólo pensarse siendo la mamá de los cachorros de este le hizo tener un escalofrío. 

— Bueno, dígamos que te apoyo en esto, pero debes contarme todo, y cuando digo todo tú sabes que me estoy refiriendo a todo. 

JUNGKOOK 

— Bien, voy a comenzar por el principio, sabes que mi memoria no es de lo mejor pero intentaré hacerlo todo.

Miró a la contraria, le tenía cariño y con los secretos que habían compartido sabía que esta no haría nada por dañarlo, mucho menos lo iba a vender o algo por lo cual intentó comenzando a recordar el como había conocido a la mujer que en ese momento se estaba albergando en su corazón. 

— Como tú sabes en verano mis padres me obligaron a servir en la frontera de las aldeas, con mi posición era de suma importancia el que estuviera sirviendo y prestando ayuda a los alfas que ahí se encontraban. 

Comenzaba a recordar por lo que su relato comenzó a extenderse recapitulando en cada uno de los sucesos que habían ocurrido. 

Recordaba la noche, él estaba en su forma lobuna, un gran lobo de colores negros con ojos casi rojos se había hecho presente medoreando por los sectores, los vigilantes confiaban en él y en su trabajo en solitario por lo que se permitieron el tomar un descanso siendo conscientes de la fuerza junto a la destrezas que el más joven poseía. 

Todo estaba normal, estaba descansando junto a la frontera cuando sus instintos comenzaron a activarse, sus orejas se movían en señal de que algo estaban escuchando. Se levantó rápidamente cuando fue capaz de divisar a la entrometida que pasó como si una rafaga de luz fuera y logró aturdirlo, comenzó a correr detrás de esta hasta cuando en una curva fue capaz de atraparle. Le puso contra un arbusto gruñendole mientras sus dientes se dejaban deslumbrar. 

Reconocía la fuerza de los omegas, su mejor amiga era una de ellas, y eran muy astutos. Los omegas por lo general eran más escurridizos, más rápidos y pese a que carecían de fuerza, lo antes mencionado. Por lo cual sus respetos iban completamente hacia estas criaturas. 

Volviendo al punto, pudo ver como esta tomaba su forma humana y wow, era una de las mujeres más bella que había visto. Tenía los ojos grandes y de un color anaranjado, su cabello era largo de un color cobrizo, ahora podía comprender el color rojizo de su lobo. Sus labios eran pompozos y se veía unos centímetros más bajo que él. Su cabeza se ladeo preguntándose a sus adentros que es lo que la otra hacía ahí. 

Decidió tomar su forma humana para comenzar a interrogarla: 

— ¿Qué haces aquí tan lejos de tu frontera, entrometida? 

Vió como la otra comenzó a tratar de buscar las palabras para armar una excusa, novata, quizás que mentira estaba tratando de formar en su cabeza. 

— Bueno, yo, estaba jugando con una amiga supongo que nos sobrepasamos en la frontera, ¿Me perdonarías esta? Por favor.

Lo pensó un momento, y sí suponía que podría hacer ello en este momento pero quién no decía que estaba mintiendo, ¿Y si le estaba mintiendo?¿Y si pensaba atacar a los cachorros de la aldea? Eso no se lo podría perdonar, pero algo en su lobo supo que la otra no tenía ese tipo de intenciones.

— Está bien, pero permiteme el guíarte hacia la salida querida intrusa. 

— Mi nombre es Ning Ning. 

Se levantó de su lugar para incorporarse tomando por los brazos a la otra para comenzar a acercarse hacia la frontera mientras suspiraba, ¿Qué estaba haciendo? 

— Mi nombre es Jungkook, por favor no vuelvas, no quiero meterme en problemas. 

— Mil perdón, de verdad no quería ,sólo fue un juego. 

— Ese juego puede costarme mi puesto así que por favor, no vuelvas hacer esto para la próxima no podré ser así. 

Vió a la chica asentir y al llegar a la frontera pudo ver otra figura lobuna, era una más grande de color blanco, por lo que pudo notar de inmediato que era una alfa, había escuchado que las mujeres alfa eran casi un mito pero bueno, su mamá era una, estaba un poco más acostumbrado que el resto. Pudo ver como esta tomaba su forma humana, y su instinto no falló. 

Se trataba de una chica, alta, de cabello largo y oscuro, y con unos ojos brillantes. Era linda pero no podría compararla a la omega que llevaba en este momento. Pudo escuchar a la alfa gruñir por como llevaba a la chica pero no se encogió en ningún momento, incluso le gruñó más fuerte de vuelta por lo que la otra se encogió. 

— Ella es Karina, Karina él es Jungkook, tranquilos por favor. Estoy bien.

Y al sólo decir eso pudo sentir como la otra calmaba sus expresiones. 

— ¿Y por qué te trae así?

— Pues estamos fastidiando su territorio, ¿Qué querías que hiciera?

— ¿Lo estás defendiendo? 

Al escuchar esto decidió interferir, debía volver a cuidar el área y podía ver como la dos se estaban matando con la mirada en ese debido momento.

— Bien, por favor no vuelvan a la próxima no podré ser así de suave con ambas. 

— Nos vemos Jungkook, muchas gracias. 

— Te dije que no...

No pudo acabar con lo que estaba apunto de decirle debida que estas habían corrido de vuelta a donde pertenecían quedando con la frase atorada en su boca. Decidió no tomarle importancia por lo que tomó otra vez su forma lobuna dando rondas por el área nuevamente. 

Pero nada pasó como ese día acordado. Al día siguiente volvió a ver a Ning Ning, esta le llevaba un obsequio por el favor del día anterior, como ella le había dicho. Y así fueron pasando los días y luego las semanas, siguieron viendose. Ella en su territorio y él en el propio, ya casi era gracioso verlos, les recordaba a la escena de el "Niño en pijama a rayas" ya que nunca cruzaron sus líneas, parecía que un cerco inexistentes marcaban sus límites.

Pasando un mes Jungkook estaba totalmente seguro, le interesaba esa omega, por lo que finalizando el ciclo lunar de ese mes se atrevió a pasar ese límite confesando los sentimientos de la otra y estampando sus labios con los de la muchacha, se prometieron amor eterno, sólo teniendo a la gran luna llena como testigo de eso. Juraron no dejarse, por lo cual establecieron reglas, ambos sabían como acabaría todo si las aldeas se enteraban de su amorío por lo cual sólo se verían en las tardes casi noches en las fronteras con una Ning Ning muy perfil bajo con su escolta. Sí, Karina se había vuelto la principal testigo de lo de ambos por lo cual solía ayudarlos. 

Justo ese día de escuela, Ning Ning iría por él con Karina, y estaba tan deseoso de verla. Pero las ansias le estaba matando, y es que su mejor amiga ya sabía todo, no podía ni siquiera imaginar el cómo esta actuaría. 



Shut up - Winrina (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora