— Como sabéis, desde Ferrari estamos muy implicados con la importancia de la salud mental. Entendemos que cuidarla es un beneficio tanto personal como profesional, por lo que hemos contratado para esta temporada una psicóloga que nos acompañará en cada Gran Premio. —anuncia Frédéric Vasseur y todos los trabajadores del box asienten con la cabeza—. Ella es Lucía López, también viene de Madrid y hará sesiones individuales o grupales según se necesite. —informa mi jefe mirándome con complicidad al mencionar que era española.
— ¡Encantada de trabajar con vosotros! ¡Es un placer estar aquí! Muchas gracias Frédéric por contar conmigo. —habla girándose para Vasseur y le abraza de lado—. Estaré en el despacho del final de la segunda planta del Hospitality. La idea es hacer durante las semanas previas a empezar la temporada hablar un poco con todos y así irnos conociendo. Una vez comience, podemos concretar horas según prefiráis, ¡¡podéis incluso varias veces a la semana si fuera necesario!!
— Pero... —interrumpe Frédéric—. Insistimos en que al menos vayáis una vez a la semana, por favor. Esto está pensado con buena intención y con el propósito de mejorar nuestro rendimiento como equipo.
— ¡¡Sí!! Cuidar nuestra salud mental no es ningún problema, secreto o motivo por el cual sentirse avergonzado. Ir al psicólogo no es "voy porque estoy loco", ¡¡no!! Es mucho más que ello, así que por favor, id con una mentalidad abierta y ya veréis el cambio. —informa y se oyen algunas personas afirmando—. Y ya para finalizar, vuelvo a agradecerte, Frédéric. Me alegra un montón iniciativas como estas, gracias. —acaba y toda la sala aplaudimos. Observo a Lucía desde la distancia, su larga coleta castaña y ondulada, su ropa casual (probablemente la haya escogido adrede para mostrarse más cercana), su bonita sonrisa y sus ojos marrones. Cruzamos miradas y le dedico una pequeña sonrisa, para que entienda que estoy a favor de la iniciativa. Sin embargo, rápidamente la aparto y miro a Charles.
— Hey, —le llamo—. ¿Qué opinas?
— Bastante bien. Ya era hora de que viniera alguien que nos ayudara a sobrevivir en Ferrari, amigo. —menciona el monegasco entre risas y ambos reímos. En realidad, es triste reconocer que el equipo "idílico" haga sentir mal a sus pilotos, pero oye, nuestros traumas nuestros chistes.
***
— Hola. —saludo al entrar a la puerta de la psicóloga apartándome a un lado para dejar salir a Charles. Leclerc y yo compartimos miradas y me muestra una sonrisa como buena señal—. Así que... Lucía López.
— Así es, un gusto conocerte, Carlos Sainz. —se levanta de su sillón, nos saludamos con dos besos y me indica el sofá de enfrente suya para que me siente—. Me alegra verte muy receptivo e implicado, lo harás mucho más fácil.
— Bueno, no sé si fácil es la palabra... Creo que con Charles y conmigo tendrás trabajo... —menciono entre risas y ella se ríe para evitar incomodidad. Nota mental: No hacer bromas sobre este tipo de temas con la psicóloga, puede tomárselo enserio—. En fin, me alegro que seas española también, no sabes lo mucho que agradezco no tener que expresar todo lo que siento en una lengua no materna.
— De hecho, me contrataron justo por eso. Soy de Madrid, como bien dijo Frédéric, con padre español y madre francesa. Por lo que, mis dos idiomas natales son justo los mismos que los vuestros y así favorecería la conversación y el progreso. —menciona transmitiendo calma mientras le veo tocar y girar un anillo (que parece de compromiso) en el dedo anular. Al ver que me he fijado en ello, continúa su presentación—. Bueno, hoy solo será media hora para conocernos y ya las siguientes serán de una hora entera. Me da igual lo que me expliques, como si tu color favorito, dónde irás de vacaciones... No importa si son temas triviales como si ya quieres hablar sobre tu rendimiento en Ferrari o temas más personales.