II

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No sé inmutó ante la tensión de ambiente, estaba acostumbrado a trabajar en situaciones de estrés, esto realmente no era nada destacable. Sus ojos recorrieron a la mujer frente a el de pies a cabeza, desde su extraño estilo de la moda hasta el hecho de saber que era una mujer vieja, no le importaban las arrugas o las canas, sabía que detrás de esos ojos había una cantidad inédita de experiencias interesantes.

No eran los únicos en la habitación, Sasuke también se encontraba presente, realmente seguía sin encontrar algún tipo de utilidad inmediata para el Uchiha. Tiempo atrás, su apellido era importante, las arcas de su familia estaban rebosantes de tesoros y el peso político de su existencia era de tomar en cuenta, el hecho de que ahora valga lo mismo que un clavo oxidado lo hacía completamente prescindible.

Dejaría esos pensamientos para después, ni siquiera estaba completamente consiente de porque el ambiente se había vuelto tan tensó, supuso que era por la información Dada y la nula respuesta a ella, probablemente sea que inconscientemente un poderoso brillo de contemplación retorcida creció por sus ojos. Los ojos eran la ventana del alma, Naruto podría ser una persona completamente racional, Pero sus ojos podrían llegar a mostrar más que cualquier palabra que allá llegado a decir.

—Señorita McGonagall, creo que es momento de irnos.

la mujer Asintió en silencio a sus palabras, ambos habían aceptado rápidamente su propuesta, tal vez ninguno lo dijo con palabras, Pero McGonagall era lo suficientemente perspicaz como para ser conciente de eso, el hecho de que hayan permanecido en silencio durante tanto tiempo fue más que nada porque ella se perdió en sus pensamientos. Había esperando muchas cosas de los nuevos integrantes a Hogwarts, espero la reacción ordinaria de sorpresa que cualquier infante podría llegar a tener, espero emoción y preguntas interminables basadas en libros de texto infantiles. No obstante, obtuvo algo diferente.

-X-


Siempre era agradable cuando las cosas salían a pedir de boca, Naruto no podía evitar sentir un sentimiento de alivio surgir al rededor de su pecho. Una de los principales problemas que veía de todo esto era el dinero, no sabía que tan costosa era la cuota de entrada y tampoco era conciente del costo de los materiales escolares, sin contar que tampoco sabía dónde comprarlos.

McGonagall había tenido la suficiente decencia como para ser abierta a ese tipo de preguntas. Por lo que sabía, la escuela estaba dispuesta a proporcionar una beca escolar que cubriría los gastos necesarios, con algo de suerte la cantidad de dinero impuesta le permita administrarlo de manera cómoda.

Otra cosa a tomar en cuanta sería que Sasuke también obtendrá la misma cantidad de dinero que el, por consecuente el dinero para gastar y mantener sería mayor.  Sasuke era una persona bastante estúpida en varias ramas del conocimiento, aunque era bastante bueno en otras; las matemáticas, tristemente, jamás fueron uno de sus fuertes, Naruto tendría que tomar el papel de contador si quería mantener las ganancias de esa beca al máximo. Probablemente también tenga que regatear.

-X-

Este lugar era curioso, el exterior no tenía nada de atractivo, además el hecho evidente de que era un bar. El cartel de afuera no ayudaba a disimularlo. En cualquier caso, espero que para esta hora de la mañana el lugar estuviera al mínimo de clientela, jamás paso por su cabeza que los hombres estuvieran tan gustosos de alcohol, como para beberlo tan temprano.

—¡Profesora McGonagall!

Detuvo su paso, sus acompañantes lo hicieron poco después. El trío no tardó mucho en identificar al hombre, era el bartender, su enorme sonrisa no le daba buena espina, era imposible que alguien en este mundo sean tan felíz como ese hombre. Cómo sea, McGonagall miro al hombre de soslayo, mantenido una interrogante silenciosa que fue rápidamente captada por el hombre.

Naruto: ¡Gryffindor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora