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No hace falta decir que algo se había desatado en el interior de Lisa ante las palabras de su novia. El escozor y el coñito hinchado con los que Jennie se había despertado al día siguiente eran una muestra de ello, la más joven la había follado toda la mañana [y la noche] de forma despiadada.

Sin embargo, Lisa se había ocupado muy bien de ella para compensarlo. Preparándole el desayuno, besándola mientras se disculpaba cuando Jennie se quejaba entre murmullos somnolientos con los labios haciendo pucheros por el dolor 一 pero luego una tímida sonrisa florecía en el rostro de la castaña, delatando lo mucho que le había gustado que se la follara tan, tan bien, yéndose a dormir con la barriguita toda calentita llena del semen de su novia dentro de ella. Ninguna de las dos se acordó del preservativo [aunque Jennie tomara pastillas, seguían usándolo, porque nunca se es demasiado precavido].

Lisa disfrutó realmente de una de esas raras ocasiones en las que podía ver como su semen era expulsado por el coñito maltratado, intentando no tener otra erección ante la visión, y tuvo que contenerse para no limpiarlo con su boca, ya que su dormilona chica estaba demasiado sensible. En su lugar, utilizó una toalla para limpiar suavemente los fluidos, Jennie le dio un dulce beso como agradecimiento, y la condujo a la ducha después del desayuno. Con agua caliente, caricias y besos suaves, se aseguró de limpiar el cuerpo dolorido de su amante.

Luego, disfrutó de esos dedos masajeando su cuero cabelludo mientras Jennie le lavaba el pelo. Sus suaves caricias derramaban amor, haciéndola sentir acogedora y cálida, al igual que las esponjosas batas que más tarde abrazaron sus cuerpos.

Una vez que se encontraron en un apacible silencio, ambas en pijama y protegidas por sábanas limpias, la mente de Lisa volvió al día anterior. Y le preguntó a Jennie, acariciando con la mano la cintura de su novia, si lo que había dicho seguía en pie, después de todo, podría haberlo dicho sólo porque su mente estaba nublada por el placer. Y lo último que Lisa quería era hacerle daño.

Pero entonces las mejillas de su novia enrojecieron y la más joven se derritió, una sonrisa cariñosa se formó inevitablemente en su rostro al ver que la castaña se ponía tímida y se escondía detrás de sus manos, encogiéndose sobre sí misma.

Sin embargo, cuando la linda chica volvió a confesarle aquella fantasía, asegurándole con la voz más baja posible que quería que usara su cuerpo mientras estaba inconsciente... toda la suave calidez fue rápidamente sustituida por un ardiente deseo.

Cuando Jennie se despertó al día siguiente, fue porque Lisa se movía detrás de ella; los brazos de la joven rodeaban su cuerpo, como si fuera una cuchara grande, y su aliento le hacía cosquillas en la nuca junto con un gemido bajo que salía de su garganta, ya que, al parecer, se estaba despertando.

Y, cuando la más joven empezó a estirarse, Jennie lo sintió. Algo moviéndose dentro de ella.

De repente se dio cuenta de que le dolía el coño y, sobre todo, de que la erección matutina de Lisa la estaba llenando.

La castaña movió un poco las caderas, sólo para asegurarse de que no estaba alucinando, y gimió al sentir que la polla de Lisa la llenaba por dentro. Fue apenas un sonido suave ya que estaba adormilada, demasiado bajo para que Lisa lo oyera, especialmente cuando la chica gimió también ante el movimiento.

Pero, justo cuando su mente empezaba a funcionar, su clítoris hormigueando ante la idea de que su novia utilizara su cuerpo mientras dormía [y se durmiera aún dentro de ella], oyó la alarma del teléfono de Lisa. Luego, una maldición de su voz ronca. ─ ¡Mierda!

Un pequeño gemido salió de los labios de Jennie al sentir el calor del cuerpo de su novia abandonándola, su polla deslizándose y dejando su coñito abierto. El hundimiento del colchón junto a ella desapareció. Hizo un puchero cuando oyó el bullicio de la chica más joven moviéndose por la habitación, probablemente vistiéndose a toda prisa.

NIGHTTIME - JENLISA ┃ G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora