ZORO RORONOA: "- Que el océano sea testigo de nuestros encuentros, nuestros llantos, nuestras pasiones y sueños... de nuestros cuerpos unidos. Porque tú eres igual que el mar, y quiero ahogarme en tus entrañas si es necesario para tenerte el resto d...
Ambas hermanas son interrumpidas por un carraspeo de garganta proveniente desde el marco de la entrada del jardín de agua.
Eran aquellos piratas junto con su propia madre, la cual estaba de brazos cruzados. Todos se encontraban expectantes ante ambas princesas.
– Mamá... –Lana se posicionó rápidamente de pie.
Lana llevaba un conjunto de dos piezas color rosa malva, el pelo recogido en un chongo con unos cabellos sueltos en su rostro. Traía sandalias con plataforma, pero en ese preciso instante no se encontrabas con ellas puestas ya que tenía sus pies en el agua anteriormente.
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Los piratas habían escuchado toda la conversación.
Sanji se encontraba sonriente mirando de pies a cabeza a Lana, ya que durante la situación pasada en la que se confrontó con su tripulación, su atuendo era totalmente distinto.
– ¿Ella es la chica grosera de la que hablaron? –Luffy acomoda su sombrero sonriendo amistosamente.
Lana abre su boca inconscientemente mientras entrecierra sus ojos algo ofendida. Sanji pega un golpe suave en el brazo de Luffy.
– Ellas son mis hijas. –la reina Merid interviene.– Niñas, ellos son los Piratas Sombrero de Paja.
Serine suelta una carcajada corta para después cambiar su rostro a una expresión más seria. Esta se encontraba con los brazos apoyados en las rocas donde su hermana estaba anteriormente sentada.
– Un gusto. –sonríe Serine.
Lana seguía tiesa.
– Esta tripulación nos trae muy buenas noticias. Son invitados a quedarse unos días para su relajación en Isla Chicko. –recita la reina.– En unas horas cenaremos en el salón del castillo en modo de celebración. Vístanse elegante.
Sus últimas palabras: "Por favor, síganme.", refiriéndose a la tripulación, fue lo que terminó el shock que Lana aún mantenía.
Miro a su hermana aún con la boca entre abierta y ojos entrecerrados.
– ¿Qué?.... ¿Celebrar qué? –dijo. Serine se levantó de hombros con una sonrisa coqueta en sus labios.
––––––
– ¿Vestirme elegante? ¿Cuándo en la vida mi madre me ha ordenado eso? –murmura Lana mientras se mira en el reflejo espejo cuerpo completo que tenía en su habitación.– No pienso cambiarme de outfit.
Ajá, Lana era la fashion icon de la familia real.
Siempre llevaba flores en su cabello, le gustaba mantenerlo suelto con sus ondas playeras naturales y alocadas. Llevar vestidos veraniegos y con vuelitos, escotes o faldas coquetas que la hicieran sentir sexy pero a la vez juguetona, como ella suele decir.
