03. Curiosidad

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...
Cubrió su boca para evitar gritar. Sus ojos estaban viendo a un Zoro apoyado en el marco del mesón de lava trastes cargando un vaso con agua.

– Dios... –suspiró de alivio un poco agitada. Lo ignoró y fue directamente al refrigerador.

– ¿Estas son horas de llegar? –la voz grave del hombre causó un escalofrío que recorrió lo largo de su espalda. Ella se volteó a mirarlo.

– Estaba empezando a pensar que los piratas te cortaron la lengua. –saca unas frutillas del refrigerador y lo cierra sin apartar su mirada de él.

Ella camina a pasos lentos hasta apoyar su cuerpo en la mesa de en medio de la cocina con un bould con frutillas quedando frente de él.

– Linda voz, háblame más. –lleva una frutilla a sus labios mientras lo mira directamente.

Él también mantenía su mirada con ojos pesados sobre ella. Estaba en el estado de borracho en el que todo su cuerpo se encontraba casi hirviendo y la mínima estimulación externa le hacía disfrutar esa embriaguéz.

– ¿Qué te hace creer que quiero perder mi tiempo de esa forma? –toma un sorbo sin despegar su mirada de los ojos negros de la chica.

Esta ladea su cabeza levemente mientras le enseña una sonrisa curiosa.

– Si se trata de mí nadie pierde de su tiempo, cariño.

Zoro deja su vaso a un lado del mesón en donde estaba y apoyado, sus parpadeos eran lentos y pesados.

– Así que eres de esas niñas narcisistas que piensa que todo gira entono a ellas ¿huh? –La gravedad y lentitud de sus palabras le daban una vibra mucho más seductora al hombre, incluso así sea que no tenga intención de ello.

– Sí. –dice juguetonamente. Él muestra sus dientes en una sonrisa ladina mientras suelta una carcajada desviando la mirada de Lana. Ella reacciona antes que él y sin más se va de la cocina dejándolo solo.

Normalmente no suele sentir ni el mínimo interés por un hombre, pero esta vez, aquel hombre le daba una mezcla de curiosidad pero a la vez rechazo al ser tan arrogante. Al menos se quería convencer a ella misma que esa curiosidad despertaba por ser tan reservado y ser unos de los primeros hombres que no cae ante sus encantos.

No forzaría nada por su parte, pero quería divertirse un poco.


–––——


El día estaba soleado, las olas de la playa se encontraban tranquilas y perfectas para tirarse un chapuzón. Estos eran los días favoritos de Lana, amaba disfrutar todo el día en las orillas del mar.

Eran cerca de las 2 de la tarde y Lana ya se encontraba tomando del sol recostada en una tumbona. Llevaba un traje de baño color rojo junto con un pareo blanco amarrado a su cintura y el pelo recogido en una coleta alta.

Había estado leyendo durante un rato, pero cuando sus ojos empezaron a pesar, los cubrió con el libro reposando en su rostro. Sin darse cuenta se sumiría en una siesta, la cual duró demasiado poco para su gusto.

Lo que la despertó eran gritos desgarradores.

- ¡Ahhhhh!

By the Ocean - Roronoa Zoro (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora