Capítulo 1: Primera Nota.

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Un nuevo día iniciaba en la vida de Venti, un joven promedio con el sueño de ser un gran músico. En ese momento se dirigía al lugar donde estudiaba, la universidad pública icónica del lugar en el que vivía, la ciudad de Liyue. Caminaba tranquilamente por las calles, con las manos en los bolsillos de su abrigo color rosa pastel y tarareando una melodía que llevaba días ensayando.

Él era una persona despreocupada de la vida; no era muy puntual, pero si amaba lo que hacía y era muy dedicado a sus estudios. Solía pasar la mayor parte de su tiempo en la universidad, por ello, la mayoría de los vigilantes y empleados lo conocían. Siempre era cortés con todos ellos, a veces se quedaba hablando con algunos en sus tiempos libres. Le agrada escuchar las historias de sus vidas y como realizaban sus trabajos. Si, Venti era una persona muy amigable.

Pero él siempre mantenía un margen para cada persona, por ello, se le hizo demasiado extraño cuando el vigilante que se encontraba en la puerta le detuvo sólo para entregarle una rosa con una nota.

Venti quedó descolocado a raíz de esa acción. Por un momento pensó que el vigilante de 50 años, casado y con nietos, le estaba coqueteando; pero se calmó al saber que aquella rosa provenía de otra persona y el vigilante era solo un mensajero.

Aun así, quedó bastante extrañado, ¿Por qué alguien le dejaría una rosa con un vigilante? ¿No era más fácil dársela directamente a él?

Si, pero no negaría tampoco que el toque de misterio le llamaba fuertemente la atención. Aún más porque la nota en la rosa no estaba firmada.

Esbozó una gran sonrisa con aquella nota. No tenía ni la más mínima idea de quién pudo habérsela mandado, pues el vigilante no quiso decirle quien se la había entregado. Aun así, ese gesto le hacía bastante ilusión. "Vaya manera de iniciar la semana", pensó Venti.

Aquella sonrisa boba no desaparecía, y el pelinegro tampoco quería borrarla. Claramente esto no pasó desapercibido por su grupo de amigos, quienes lo interrogaron al verle la rosa en sus manos.

– entonces, ¿nos estás diciendo que el vigilante te regaló una rosa? ¿te das cuenta de que ese señor te triplica en edad? – cuestionaba sorprendido uno de sus queridos amigos: Bennett, un joven de tez blanca, cabello cenizo corto y ojos color verde quien, a saber por qué razón, vestía un atuendo que se asemejaba a algún grupo de "boyscouts" o de alguna brigada y que por alguna razón portaba con tal orgullo a pesar de clima frio de la temporada.

– que no me la regaló él, me la regaló alguien más – se explicó el joven de trenzas.

–  pero entonces ¿por qué dices que el vigilante te la dio? – volvió a preguntar el de ojos verdes.

–  que alguien le pidió el favor al vigilante que le entregara la rosa a Venti, ¿ya entendiste? – explicó con detalles otro de sus amigos: Aether, un joven de tez blanca similar a Bennet, con un sedoso y abundante cabello rubio recogido en una larga trenza y sujetado por una liga negra, con un color de ojos dorado igualando a su tono de cabello, quien vestía un suéter de algodón de color beige algo grande incluso para él mismo, ya que no soportaba el frio del clima.

– ahhh! Si, pero ¿Por qué al vigilante? –

– y yo que voy a saber Bennet – respondió Venti perdiendo por poco la paciencia con su amigo. El ojiverde era una persona muy lista, pero un distraído de la vida. – la cosa está que alguien me envió esta rosa, y no tengo ni idea de quien fue. – agregó.

–  y la nota tampoco da muchas pistas de quien pueda ser, ni siquiera nos dice si es hombre o mujer – comentó esta vez su mejor amigo: Kazuha, un joven albino, cuyo cabello era adornado por una mecha roja a uno de sus costados y estaba recogido en una coleta que caía sobre su hombro izquierdo, sus ojos asemejaban al color de un rubí y brillaban como una joya.

–  lo mejor sería esperar a que te envié una segunda nota, porque da la impresión de que te seguirá enviando más – agregó el rubio analizando la situación.

–  Quizás... – murmuró Venti, con la ilusión de que las palabras de su amigo fueran ciertas y esa persona le enviara más notas. Tenía una fuerte curiosidad por saber de quien se trataba, si lo/a conocía o no, si era un amigo o se trataba de algún admirador/a secreto; pero de algo si estaba seguro, y es que lo descubriría.

Con ese pensamiento en mente, no dejó de sonreír por el resto del día.

Aquella nota, que descansaba en la mochila del pelinegro, tenía escrito un corto mensaje:

"Espero que tengas un hermoso día, y que esta rosa te regale al menos una sonrisa. Me encanta tu sonrisa, es hermosa." 

Anónimos || xiaovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora