♡: CAPÍTULO VI - CHOCOLATE CAKE

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Jeongin no solo estaba emocionado, no. Era mucho más que eso.

Despertó con una sonrisa en sus labios, de esas que hacían que tiernas arrugas aparecieran en la comisura de sus ojitos. De esas que hacían sus orbes brillar con singularidad, de esas tan bonitas que sus dientecitos de conejito asomaban y le daban el aire más adorable de todo el planeta.

Pasó gran parte de su mañana tarareando y bailando por su departamento, como si en un cuento de hadas se encontrase, genuinamente feliz. Y dudaba que cualquier cosa pudiese arruinar su estado de ánimo.

Trató de mantenerse enfocado en la tarea que debía realizar, era corta y no muy complicada, pero su mente simplemente se encontraba muy distraída para focalizarse en lo que sea. Lo que sea excepto Hyunjin.

Cuando al fin lo consiguió, dejó de lado su cuaderno y lo arrojó por ahí, corriendo en busca de su teléfono para marcar el número de quién sería su hada madrina aquella ocasión, porque una brillante idea se le había ocurrido y necesitaba ayuda para no estropearla como cualquier cosa que cocinaba.

Porque sí, había decidido prepararle algo rico de comer a Hyunjin; ya que el moreno lo había invitado a pasar su descanso juntos, quería agradecerle con un poco de dulzura preparada y cubierta de chocolate.

Una vez el ajeno le avisó que estaba en camino, se dispuso a arreglarse pues aún seguía con su pijama de conejitos como el flojo mañanero que era. Siendo sinceros, si por Jeongin fuera, estaría la mayoría de tiempo en pijama.

Tomó una larga ducha llena de canciones y un bote de acondicionador usado como micrófono.

Luego de lavar bien su cabello con ese shampoo con aroma a fresas que tanto le gustaba y finalizar su tercera gira mundial, salió del baño directo a su habitación para arreglarse de forma bonita, usando su ropa preferida, esa que lo hacía lucir y sentir bien. Aplicó algo de perfume en su cuello y secó su cabello, dejándole un aspecto un poco ondulado.

Maquilló un poco y listo, estaba preparado para ver a su futura pareja.

Tal vez se estaba precipitando un poco (bastante), pero no le importaba realmente. Tan solo sabía que ese alfa le gustaba de verdad, aunque no lo conociera demasiado. Y estaba seguro de que, si lo conocía un poco más, terminaría perdido.

Minutos después el timbre sonó y con él llegó su salvación. — ¡Binnie!

— ¡Jeonginnie!

Saludó a su amigo y pareja de su molesto primo con un cálido abrazo, invitándolo a pasar y llevándolo al campo de batalla, es decir, la cocina.

Changbin tenía noción de que su hyung no era el mejor cocinero, y que en realidad entraría mejor en la categoría de asesino culinario que en la de un chef, pero se las ingeniaría para que este preparase el pastel de chocolate más delicioso jamás probado.

Se pusieron manos a la obra y mentira sería decir que ambos no se veían adorables con esos delantales que el menor de ambos había traído de casa. Se repartieron los ingredientes y las labores, Jeongin estaba encargado de la crema de chocolate, mientras Changbin se encargaría de preparar la mezcla del pastel, posteriormente limpiarían lo más rápido posible y esperarían a que el bizcocho estuviese listo para cubrirlo.

Si se organizaban bien, todo eso lo harían antes de las dos, hora en la que Jeongin ya debería estar en el cuartel con su guapo bombero.

— ¿Entonces esto es todo por un alfa, mh? — Preguntó con curiosidad el más pequeño, rompiendo algunos huevos para la preparación.

— Sí...El más lindo de todos — Susurró con esa sonrisa de bobo aún sobre sus labios, mordiendo su labio ligeramente.

Changbin río un poco, era tierno ver a su mayor con la mirada iluminada y ese rubor en sus mejillas, que ahora sabía y eran causadas por cierto hombre del que habían estado los últimos minutos.

— ¿Y cómo dijiste que se llamaba? — Cuestionó, girando su cabeza para ver al castañito, quien suspiró de forma ilusionada, o eso le pareció.

Fireman ❁ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora