Capitulo 2

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Abriendo lentamente sus ojos, dazai aprecio como Chuuya seguía inconsciente, verlo en ese estado era una situación muy difícil, observarlo atado a máquinas que lo mantenían con vida y con mangueras atravesando su piel era lo peor que podía ver.

-. Buenos días, al fin despiertas - decía Mori quien estaba checando el estado del pelinaranja, esto debido a que Chuuya era un miembro escencial para la mafia y no había nadie más capacitado que él para atenderlo.

Bosteceando ligeramente, el castaño tallo sus ojos ojerosos -. ¿Cómo está, ya va mejorando? -

La impaciencia era evidente pero lo que lo era aún más era la decepción que sintió al gesto decaído del mayor -. Sigue estable, la situación no ha cambiado -

-. No entiendo, Chuuya no se dejaría vencer fácilmente, no lo haría... -

Mori solo se detuvo mostrando una carta algo arrugada -. De seguro tuvo un motivo que lo alteró a tal grado de perder su compostura -

El castaño tomo la carta la cual al leerla aprecio su nombre escrito, si había algo que distinguía a ese par era la constante preocupación que tenían uno con el otro, el hecho de no poder tener paz al simple pensamiento de perderse mutuamente.

Con ligeras lágrimas que salían de sus ojos y unas pequeñas risas, Dazai bajo la mirada apoyando su cabeza en su mano -. Ya veo, fue mi culpa -

-. Ambos fueron atacados en rumbos diferentes - Con algo de indiferencia, el mayor apoyo su mano en el hombro del chico -. Nadie es culpable cuando los sentimientos están involucrados, pero si lo crees así deberías ser honesto con ellos y hacer lo posible para que lo sienta, tal vez no lo creas pero si te escucha y seguro eso le ayudará -

Al ver cómo el mayor salía, solo limpio sus lágrimas, era cierto, ya no sabía si tendría otra oportunidad de poder confesar sus sentimientos, por lo que solo tenía una opción, ser claro y firme ante los mismos.

-. Aquí tengo lo que pidió, señor - Comento una asistente del lugar que habia llegado con una bolsa.

El castaño solo asintio y tomo aquella bosa para después comenzar a sacar las cosas de su interior la mayoría eran cosas que el ojiazul admiraba tanto a tal grado de jamás separarse de ellos.

Lo primero que hizo fue preparar una esponja y una cubeta con agua, era cierto que el cuerpo de Chuuya ya contaba con el tratamiento adecuado para su situación, pero el castaño queria hacer algo por su cuenta, por lo que levantando sus mangas y humedeciendo la esponja comenzo a lavar su cuerpo.

Mientras lo hacia noto como el cuerpo de Chuuya estaba tan delgado y lleno de las marcas de su habilidad, asi como de los disparos que había recibido antes de su accidente -. Lo recuerdas Chuuya, cuando nos conocimos no paramos de pelear, es gracioso aún lo hacemos, siempre fuimos así -

Entre cada palabra que salia de su boca, solo se escuchaba el sonar de su llanto y sus ganas de soportarlo -. Pero a pesar de eso, nunca nos dejamos de lado - Dijo sin levnatar la mirada, la mantenia baja, evitando ver su cruda realidad.

Despues de lavar el cuerpo de Chuuya, fue colocando unas flores de Asago en una mesa a lado de la camilla así como el típico sombrero que era el tesoro más valioso del ojiazul -. Se que jamás lo dije como tal, pero para mí no había hombre más humano que tú, es por eso que queria protegerte de todo y todos, aunque al final el orgullo de ir en contra de mi familia me cego y te deje de lado, abriendole paso a las peores experiencias de tu vida y al resentimiento que tienes por dejarte atrás -

Levemete fue peinando el cabello naranja cobrizo de Chuuya, realmente siempre lo hacia cuando el más bajo dormía después de usar su habilidad, ese era un gesto que tenia en secreto, pero hacerlo ahora que Chuuya ya no sentia nada, era lago tan simple y vació -. Despues fui mas egoista y te deje solo en este lugar, sin darte explicaciones, fue injusto verdad, pero en el fondo siempre pensaba en ti -

Las lagrimas comenzaron a salir asi como los arrepentimientos jamas expresados entre ellos -. Mi intencion no era hacerte pasar por todo eso, pero de una forma u otra te mitiste en mi vida, te fui queriendo y amando hasta el punto de no querer separarme de ti, pero no podía simplemente decirlo -

- Que importa si Fyodor murio ganando nosotros, que importa si Fukuchi ganaba y la agencia se perdía, que importa si mueren todos... no los necesitamos... solo te necesito a ti de vuelta... -

Sin poder contenerse mas, Dazai cayó en la desesperación al ver como Chuuya estaba sin reaccionar, a pesar de ya saberlo, el golpe de la realidad fue muy duro para él, pues pensar en que jamás lo volvería escuchar o ver a los ojos no le dejaba tranquilo -. Despierta te lo ruego... No me dejes... Te nececito... Te necesito ... - Sollozo aferrándose a el cuerpo de Chuuya mientras caía de rodillas.

Al estar en el suelo, sus gritos fueron aun mas fuertes, sus lamentos eran representados por golpes al suelo hasta que sus manos sangraron, el dolor no era fisico si no un dolor que no se podia expresar ni ser comprendido a la perfeccion.

Ante esas acciones, los asistentes con ayuda de sus ex compañeros lo sacaron para calmarlo y curarle sus heridas, aunque de estas solo las fisicas podían ser curadas y asi fue, lo llevaron a la sala de esa casa donde tomo asiento en un sofa frio mientras que sus manos habían sido limpiadas y vendadas -. Deberías ir a casa, a dónde perteneces -

-. Mori- San, ¿Puedes hacer algo realmente? -

Ante tal pregunta el pelinegro tomo asiento enfrente de él -. ¿Cuál sería el precio a pagar? -

Notando sus manos totalmente heridas y el estado del pelinaranja, dazai se puso de pie mostrándose lleno de dolor -. Mi servicio y lealtad a la Mafia -

Con una sonrisa Mori se levantó y se acercó hasta quedar a su lado -. Veré qué puedo hacer, pero sabes mis habilidades no serán suficientes, necesitamos un ángel -

Dazai comprendió esas palabras pero usando la poca razón que tenía le miro confundido -. Sabes que ella no querrá venir y... -

-. Solo la usaré una vez, una última vez o ¿acaso no quieres salvarlo - mencionaba Mori sonriente.

-. Está bien, hablaré con Yosano, haré que se una a la mafia hasta que Chuuya este fuera de peligro - respondió -. Es un trato, bienvenido a casa Dazai- Kun -

Con un estrecho de manos, dazai sello su destino, por más de 8 años vivió con el deseo de morir pero ahora lucharia contra la muerte para poder salvar la vida de Chuuya, pues ahora ese chico de ojos azules era su ancla que lo mantenía con ganas de vivir.

ADIOS CHUUYA || SOUKOKU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora