Mechoa - Enemies to lovers

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Día 6 del kinkflufftober del grupo Mechoa.

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Cuando Lionel escuchó a su padre decir las palabras "quiero que te cases con él", todos sus movimientos se detuvieron. Dejó caer el tenedor y su mano quedó suspendida en el aire, su corazón empezó a latir muy rápido y su mente quedó en blanco. Se sintió como muerto en vida. ¿Había escuchado correctamente? ¿Su papá quería que se casara con aquel chico solo por el bien de ambas empresas?

—Me niego —dijo Lionel. Colocó sobre la mesa la servilleta de tela que tenía en su regazo y se levantó.

—¿Qué dijiste? —Diego, su padre, lo miró seriamente desde su lugar.

—Que no me voy a casar con Guillermo.

—Es que no te estoy preguntando si querés, es un hecho que se casarán.

—No me vas a decir qué hacer.

Lionel salió tranquilamente por la puerta, agradeció al servicio por la comida y subió a su habitación. En cuanto cerró su puerta con seguro, se lanzó a su cama y soltó un gran suspiro. Pocos segundos después Hulk, su perro, se acercó lentamente y se acomodó a su lado para hacerle compañía.

Los pensamientos de Lionel rápidamente regresaron a lo que su padre le había dicho mientras comían. ¿Un matrimonio arreglado? ¿Por qué querrían sus padres que se casara con alguien que no le agradaba ni un poco? Sabía que él tampoco era del agrado de Guillermo, pero no le importaba. Si lo que los padres de ambos querían era algún tipo de beneficios para sus empresas, ¿por qué no se casaban entre ellos? Así terminarían obteniendo lo que quieren y sus hijos no se verían involucrados.

Se sintió triste y decepcionado al saber que su madre también apoyaba esa idea y que ni siquiera por equivocación se lo había consultado antes. Eso no era propio de ella, pero a veces la señora no tenía voz ni voto en algunas decisiones o acuerdos que hacía su esposo, siempre justificándose con que era por el bien de la familia.

Lionel sentía que su pecho iba a estallar por tantos sollozos contenidos y sus ojos pronto comenzaron a arder mientras las lágrimas caían de ellos. Los sonidos que escapaban de su boca eran más altos de lo que esperaba, Hulk alzó su cabeza y miró fijamente a su dueño durante algunos segundos antes de acomodar su cabeza sobre él para tratar de tranquilizarlo.

La mente de Lionel era un océano de pensamientos negativos, intentaba desesperadamente detener las lágrimas y frotó ambos puños sobre sus ojos para intentar secarse las lágrimas, pero esa acción solo hizo que sus ojos ardieran más.

Ni siquiera estaba llorando por el hecho de que su padre le hubiera avisado sobre su matrimonio arreglado, o porque su madre no podía hacer mucho para ayudarlo, sino porque la persona con la que se suponía que debía casarse había sido su enemigo durante años en el colegio, y a su padre poco o nada le había importado eso.

Todavía podía recordar las veces que ambos se barrían con la mirada en los pasillos del colegio, los insultos que intercambiaban sin temor a ser castigados por algún profesor y las peleas que tuvieron dentro y fuera de la institución. No fue agradable recordar cuántas veces fue intimidado y amenazado por Guillermo y sus amigos, a veces solo eran palabras vacías, pero otras veces sí cumplían sus amenazas y llegaba a su casa con varias heridas, manchas de sangre y moratones en el cuerpo.

Su padre siempre estuvo al tanto de todo lo que le pasaba a manos de Guillermo, y Lionel reconocía que él también llegó a agredirlo en muchas ocasiones, pero ahora no podía creer que los padres de ambos los quisieran casar después de saber cómo había sido su relación años antes. ¿Se supone que el matrimonio los haría cambiar y volvería sus vidas color de rosa? Sinceramente lo dudaba.

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