Capítulo 4

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-¿Elap...elapsar? -fue lo primero que conseguí decir, después de quedarme sorprendida por la intensidad con la que me miraban los ojos verdes de Gideon.

En aquellos momentos comencé a cuestionarme qué tanto le importaba a la familia De Villiers. Por lo menos, al parecer era más de lo que yo había pensado.

-Sí, elapsar -me respondió amablemente Gwen, aunque visiblemente nerviosa. Miraba a un lado y otro de la calle como si en cualquier momento fueran a aparecer más viajeros en el tiempo desconocidos -. Es el término que utilizan los Vigilantes para referirse a los viajes en el tiempo controlados por el cronógrafo.

De nuevo Gideon me miró, como preocupado por que cada vez obtuviera más información. Tenía un aire resignado, pero eso no eliminaba la cara de preocupación que compartía con Gwen y Matthew.

Yo simplemente asentí, mientras asimilaba la nueva información que poseía y la añadía como una pieza de rompecabezas a la historia que trataba de completar en mi mente. Con cada nuevo comentario que hacia alguno de los tres, yo iba añadiendo detalles al relato que me había contado Gwen, que al parecer solo era un resumen de la situación a grandes rasgos.

-Está bien -dije después de un momento, con una lentitud nada común en mí. Todo esto estaba consiguiendo que me perdiera en mis pensamientos -. Entiendo. Entonces, deberíamos....humm...ir a la Logia ¿no?, lo más rápido posible -mi voz sonaba absolutamente insegura.

Tanto Gwen como Gideon asintieron.

Todos nos dirigimos hacia la camioneta y nos subimos rápidamente.

A diferencia de el anterior viaje en camioneta, aquel fue extremadamente silencioso e incómodo. El ambiente era tan tenso que incluso lo podía sentir como si fuera algo tangible y pesado que me oprimía el pecho cuando respiraba y el aire se introducía en mis pulmones. Incluso la velocidad con la que conducía Gideon era mucho mayor a la de hacía un rato.

Cada uno de los que nos encontrábamos en el auto estaba absorto en sus pensamientos.

A Gwen se le notaba increíblemente nerviosa y no dejaba de tamborilear con sus dedos sobre su rodilla; Matthew no despegaba la mirada de la ventana y desde su reflejo pude observar que parecía como si estuviera teniendo una lucha interna consigo mismo, a la vez que lucía muy concentrado, casi la clase de concentración que adquiere uno cuando trata de recordar algo importante; yo...yo simplemente no dejaba de analizar todo y a todos, pues me era imposible pensar en algo más, sin contar en que no dejaba de preguntarme en cuándo podría contarle todo a Frida y a Jonás, que era otro chico de la escuela (aunque un par de años mayor) al que consideraba casi como mi hermano, ya que estaba segura de que con ellos, igual y todo sería más sencillo, como lo fue para Gwen gracias a Leslie; y Gideon...a él se le notaba más afectado que a ningún otro. No dejaba de murmurar frases sin sentido, completamente indescifrables, que nunca alcanzaba a entender hasta que dijo, en voz más alta que las demás veces:

-Por poco y fueron dos horas...eso es demasiado tiempo...no había sucedido en años...

Los demás siguieron ocupados en sus propias preocupaciones, pero a mí me fue imposible no voltear a ver sus ojos a través del espejo retrovisor y tratar de captar más de aquellas frases.

Pero entonces volvió a suceder. Estábamos a un par de cuadras de la Logia y antes de poder volver a oír lo que decía Gideon sentí un nuevo tirón en mi estómago y viajé en el tiempo.

Esta vez el tirón fue tan repentino que no tuve tiempo siquiera de avisar a los De Villiers. De un momento a otro ya me encontraba tirada en el suelo, a mitad de la calle y completamente aturdida. Como ahora mi caída se había producido desde el asiento de un coche, el golpe que se había producido en mi cabeza había sido aún más grande.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora