Capítulo 14

186 14 1
                                    

Después de cerrar la puerta Raphael soltó un sonoro silbido mientras se desplomaba sobre la cama que sorprendentemente estaba hecha (a pesar de que antes de salir era un verdadero desastre).

-Tienes suerte de que estaba contigo, sino incluso Glenda te habría terminado acribillando de preguntas, y no es algo que precisamente quieras vivir -escuché su voz amortiguada pues ahora tenía una de las almohadas sobre la cabeza (no mentía cuando decía que se moría de sueño). Yo, por mi parte, ya había conocido a Glenda el día anterior  y el complejo de realeza que tenía; estaba claro que no pretendía conocer su faceta de policía en interrogatorio.

-¿Tan malo hubiese sido? -pregunté de todas formas mientras me dejaba caer sobre la alfombra.

-Humm tienes razón -dijo incorporándose un poco sobre sus codos -. Hubiera terminado mucho peor: la tía Charlotte (que ya no es ni la mitad de arrogante de lo que solía ser. No puedo ni imaginar cómo era antes) habría terminado bajando también junto a Glenda, y con Penélope pisándoles los talones, cómo no, que nos dirigiría su clásica mirada reprobadora con la excusa de que no sabemos contestar "correctamente" a todas sus importantísimas preguntas -soltó con sarcasmo mientras ponía los ojos en blanco.

Wow. Me había imaginado algo exagerado, pero no tan dramático.

-Claro que Grace no hubiera tardado en unírsenos -continuó diciendo, con más énfasis con cada palabra pronunciada - e intentaría calmar la inminente histeria que se generaría. Lástima que ya no vive la tía Maddy, ella si que sabía como tranquilizar a todas las mujeres que viven aquí, incluidas sus hormonas y constantes cambios de humor -una expresión de nostalgia oscureció su rostro, hasta ahora divertido.

-Si que los conoces a todos -murmuré tratando de procesar todo el drama que pude haber pasado.

-Sí, bueno, esta es como mi segunda casa -respondió casi tan bajito como yo que incluso me hizo plantearme dejar de lado esta conversación. Pero mi curiosidad seguía siendo insaciable.

-Pero, ya en serio ¿por qué todos se habrían escandalizado de tal manera? -dije después de un momento. Realmente debería comenzar a centrarme un poco mas en las verdaderas prioridades de todo esto y no tanto en cosas triviales como voces invisibles, que por cierto ya comenzaba a escuchar de nuevo - Es decir, simplemente regresamos de la Logia, y no es como si verdaderamente hubiéramos estado más allá de 10 minutos en esa condenada junta...

-Bueno, la verdad es que la respuesta a esa pregunta es demasiado simple -exclamó un poco más animado Raphael mientras se incorporaba completamente en la cama y se sentaba con las piernas cruzadas -: todos aquí están paranoicos.

Lo miré durante unos instantes con el ceño fruncido, o por lo menos lo suficientemente fruncido para que siguiera hablando, hasta que finalmente cedió.

-Ok, ok. Solo no me mires así -dijo antes de soltar un pequeño bufido -. ¿Es que siempre quieres la respuesta larga?

-Sí, de hecho sí -le respondí bromeando con la suficiente dosis de furia en mi voz.

-Bueno tú ganas. A nadie de aquí se le permite ir a la Logia desde que se escapó el conde, lo consideran demasiado...peligroso, así que supongo que todos han de pensar que estuvimos en esa junta y que tenemos información -hizo una pequeña pausa y de pronto su rostro se iluminó al esbozar una inmensa sonrisa - Así que sí, yo diría que somos importantes. O por lo menos hasta que Penélope se entere de que no sabemos nada nuevo realmente. De hecho me harías un gran favor si no mencionaras nada de nuestra breve estadía en la reunión por un rato, ya sabes, quiero ver como se muere de envidia Penélope aunque sea por un momento.

Suelto una pequeña risa.

-Por supuesto, como quieras.

-Genial -es lo último que dice antes de volver a tirarse sobre la cama (y las suaves almohadas) y cerrar los ojos.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora