Capítulo 18: De siestas y cosas extrañas

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 ¡¡Hola, Hola!! vengo a traer otro capítulo :DDD (YAAAAY!, Yupiii!, Por fin!) si sé, si sé, deben estar pensando que esto es un milagro, y casi lo es. No digamos que he estado desocupada desocupada estos días, pero estoy intentando redimirme por tardar tanto en subir capítulos nuevos de la historia, así que.... disfrútenlo! Espero subir el siguiente pronto. ¿Que les parece Kim? Nuevos personajes se acercan, algunos para ganarse todo el odio del mundo (Risa malvada). No quiero decir más. Gracias por leer y por votar. Mil gracias. <3 <3

-o-

Holly

-Kim, no quiero hablar de eso- la voz me tembló y cubrí mi cara con ambas manos. Kim se había rendido a preguntar más sobre Ayden cuando le dije que todo era un arreglo y que no había que agregar más, pero pasó al tema que no quería que tocara

-Para de hacerte la fuerte, extrañas a tu padre, es natural. Deja de decirte a ti misma que estas bien porque no. lo. estas- aguanté la respiración para no llorar. Ella suavizó su tono- Vamos, sabes que tengo razón- levanté mis ojos hacia ella

-¿Al final viniste por eso?- ella solo asintió. Esta conversación la teníamos todos los años desde la muerte de mi padre, pero este año se adelantó unos días- Mentirosa, me hiciste creer que venias por lo de Ayden.

-Holly, no tienes que pasar por esto sola, sabes que vendré por ti todos los años sin falta para esta fecha. Sabía que estarías destrozada haciendo lo que siempre haces: mentirte a ti misma- No lo resistí más, me largué a llorar en aquel sofá porque la rubia frente a mí siempre sabía que decir para que me desahogara

-Él también era un mentiroso, me dijo que todo estaría bien, pero nada, nada, nunca estuvo bien- dije recordando el momento del accidente, viendo el caos y la confusión a mi alrededor. Kim se limitó a sentarse junto a mí, mientras pasaba sus dedos por mi cabello. Hablé y lloré por lo que pareció demasiado tiempo, tanto, que no me di cuenta de cuando me quede dormida.

Ayden

-No sabía que vendríamos al apartamento de Holly- mi reflejo en el espejo del ascensor tenía sus ojos fijos en mi rostro mientras Jerry respondía.

-Arreglaremos un par de detalles para las semanas que vienen, después de todo las cosas ya van tomando su curso- al ver su reflejo lo encontré sonriendo satisfecho de sí mismo, quise levantar una ceja pero me aguanté, estaba demasiado ocupado intentando ordenar mi cabeza. Las puertas del ascensor se abrieron y George salió primero, yo preferí salir al final tras Jerry.

-Kim- La voz de George sonó sorprendida desde la sala

-Hola, George. Demasiado tiempo sin verte

-Casi un año ¿no? ¿Ella está bien?- ¿Ella? ¿Se refería a Holly? Caminé un poco más rápido sin darme cuenta hasta que Jerry me detuvo estirando su brazo frente a mí. Le fruncí el ceño y él negó con la cabeza. Solo quería saciar mi curiosidad, Jerry, gracias. Seguimos avanzando lentamente

-Solo se durmió- Al entrar a la sala vi a la chica que hablaba, a la tal Kim, era una rubia despampanante en cuyas piernas se hallaba un ovillo que era Holly. George se acomodaba junto al sofá para cargar a Holly

-Ya estoy viejo para esto- suspiró George, Kim le dio una sonrisa simpática

-Lo haría yo pero terminaría en el piso con Holly en un par de segundos

-Ya lo hago yo- escuché decir, cuando todos se voltearon a verme, noté que yo fui el que habló. Estaba poseído, maldita sea. Me acerqué al sofá y saludé a Kim

-Hola- respondió simplemente, no se veía impresionada al verme. Le hice un gesto para que soltara el cabello de Holly y la levanté. Como pesaba la condenada. Una comisura de mis labios tiró hacia arriba. Si ella me hubiera oído sería hombre muerto.

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