4. Ciudad Central

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La Ciudad Central se erguía majestuosa ante ellos, un testimonio de la opulencia y el poder de la corona

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La Ciudad Central se erguía majestuosa ante ellos, un testimonio de la opulencia y el poder de la corona. Las puertas de la ciudad, imponentes y grandiosas se abrieron para recibir a los "comerciantes" del Wallmapu. Catriel y su grupo pasaron sin problemas; la tregua de un siglo había hecho comunes estos intercambios, aunque la paz era frágil.

Una vez dentro, la magnitud de la Ciudad Central los envolvía. Edificios altos, calles bulliciosas y la diversidad de la vida urbana se desplegaba ante ellos. Se dirigieron al mercado central, un hervidero de actividad donde comerciantes de todas partes se congregaban.

—Recuerden, mantenemos los ojos y oídos abiertos —advirtió Catriel mientras se adentraban en el bullicio del mercado.

Se separaron, cada uno con la misión de encontrar a Marco Ruiz. La información que necesitaban estaba en algún lugar entre los vendedores bulliciosos y los compradores regateadores. La tensión era palpable; cada mirada y cada conversación podían ser cruciales.

Después de horas de búsqueda intensa, un nombre emergió de entre la multitud: "Busca a Miguel". Era un muchacho adolescente.

Rayen, con una mirada escrutadora, se acercó al joven. —¿Miguel? —preguntó, su tono reflejando una mezcla de curiosidad y desconfianza.

—Sí —respondió el adolescente con entusiasmo—. Soy un gran fanático de las peleas en la Gran Arena. Marco fue un peleador formidable, y sé que Miguel era su amigo cercano. Lo encontrarás en el distrito 8.

Rayen asintió, agradecida por la información. —Muchas gracias —dijo, inclinando su cabeza en un gesto de respeto.

Con la nueva pista en mano, Rayen se adentró en la multitud, buscando a Catriel para compartir lo que había descubierto.

—¿Miguel? —Rayen se acercó a Catriel, su voz apenas audible entre el ruido del mercado—. Distrito 8, Gran Arena. Eso es todo lo que pude encontrar.

Catriel asintió, la determinación marcando sus rasgos. —Es suficiente —respondió—. Vamos.

La noche comenzaba a caer cuando llegaron al distrito 8, un lugar conocido por su vida nocturna vibrante y entretenimiento sin fin. Las luces de neón pintaban las calles con colores vivos, y la música resonaba en el aire.

 Las luces de neón pintaban las calles con colores vivos, y la música resonaba en el aire

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Tierra de Sangre y Fuego: Sol y LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora