¿De qué manera te olvido?

Rukia, ¡te amo!.

Atención: este capítulo contiene escenas subidas de tono así que se recomienda discreción.

Ichigo beso a Rukia con todas sus fuerzas y la aprisiono en un fuerte abrazo, aunque ella deseaba con todas sus fuerzas que Ichigo hiciera eso, deshizo el beso y dijo:

-Ichigo, no hagas esto por favor...

-Rukia lo siento pero ya no puedo más.

El shinigami comenzó a quitar el camisón de Rukia, poco a poco.

-No ichigo-dijo Rukia temblorosa,-aquí no.

-Rukia si ese es el problema, vámonos a un lugar más seguro.

Ichigo cargo a Rukia y utilizo el shunpo.

Llego a una cabaña lejos de aquel lugar oscuro donde se encontraban, la luna blanca iluminaba el lugar y a Rukia también.

-Kuchuki Rukia te vez hermosa.-dijo Ichigo.

Rukia se puso colorada cuando Ichigo dijo eso, ella deseaba a Ichigo con toda su alma, quería que el primero que la tuviera entre sus brazos fuera él.

-Ichigo, ¿está bien si hacemos esto?

-Rukia, no me importa si está bien o no, realmente me di cuenta de que me encantas, me fascinas, y de que te amo.

Ichigo entro a la cabaña, para su suerte había una cama justo al lado de una ventana que la luna iluminaba por completo, recostó a Rukia y la miro.

-Kuchiki Rukia, eres bellísima, y aún más cuando la luna blanca ilumina tu piel.

-Kurosaki Ichigo, eres un joven especial, un sol negro que ilumina mi existencia, si supieras que tu piel apiñonada me vuelve loca...

-¿En serio?

-sí-contesto traviesa.

-Rukia, mi luna blanca, prometo esta noche amarte y nunca más dejarte ir.

-Ichigo...

Y así comenzó el cortejo entre estos dos chicos.

Ichigo, besaba el cuello de Rukia delicada y salvajemente., al tiempo que ella le quitaba el Kimono. Pero Ichigo interrumpió.

-Rukia, tú tienes tu gigai y yo estoy en forma de shinigami.

-Cierto, pero oh demonios no tengo mi guante.

-No te preocupes, aquí traigo mi insignia, -dijo Ichigo.

-¡Ay Ichigo!-rió Rukia.

Así Ichigo coloco la insignia enfrente de Rukia y su gigai cayó al suelo dejando a la teniente del décimo tercer escuadrón descubierta.

-Me gustaba mucho tu camisón, ¿no te lo puedes poner?-dijo ichigo.

-Tonto, ¿quieres que me lo ponga?

-No, así está bien de todos modos, te lo volvería a quitar-se burló el shinigami.

-Ahora sí, ¿en que estábamos?-dijo Rukia- Ah ya me acorde.

La shingami se abalanzó sobre Ichigo y le susurró al oído.

-Te amo Ichigo.

- Yo también te amo Rukia.

Ichigo le quito a Rukia de un jalón su kimono dejando caer el rango de teniente por los suelos, pero a ella no le importó, este era un momento que nadie arruinaría, y solo la luna y esa cama seria testigo de ello.

Rukia besaba eufóricamente el pecho de Ichigo, mientras el recorría su espalda con suavidad y delicadeza, eso hizo que la pelinegra se arqueara, ya que esta era su parte más "sensible" o bueno eso creía, pero Ichigo le demostraría lo contrario.

El shingami arrancó lo que quedaba del Kimono de Rukia y vio que su amada estaba algo sonrojada.

La observo detenidamente, era bella, pero quería que estuviera segura de lo que iba a suceder.

-Rukia, esta es nuestra primera vez, estas segura de que quieres que lo haga.

-Ichigo decidí entregarme a ti, y lo que estamos haciendo en forma de alma es la muestra más pura de amor, ya que las almas se vuelven vulnerables, solo por favor controla tu reiatsu.

-Ja, que, ¿tienes miedo?

-claro que no idiota, lo puedo domar hasta con los ojos cerrados-replico Rukia.

-Veamos.

Ichigo se puso encima de Rukia y se quitó la parte que faltaba de su Kimono,

-Kuchiki Rukia, ¿estas preparada para que te haga mía?.

-Más bien tu Kurosaki Ichigo, ¿estás preparado para que yo te haga mío?

Ichigo se sonrojo y sello la boca de Rukia con un dulce beso, se introdujo en ella y sintió como ella gemía.

-¿estas bien?

-sí, no te preocupes, estoy perfectamente, solo que duele un poco.

-¿Quieres que pare?

-¡si paras te mato!-Grito Rukia.

-mi enana gritona volvió-Rio Ichigo.

Rukia beso a Ichigo con mucha intensidad, dándole a entender que solo podía pertenecer a ella y seria así por el resto de su existencia, Ichigo le contesto el beso.

Seguían besándose hasta llegar a ser uno mismo, se fundieron

Y aun así jamás soltaron sus labios de ese eterno beso que se convirtió en su sello.

Así cayeron dormidos hasta el amanecer.