Recuerdo la primera vez que vi a un cadente, en aquel entonces solo era una niña, y el señor Harlock me avía metido a escondidas en la nave del duque para llevarme a una ceremonia imperial, en la que se daba por escrito la rendición de un grupo de nobles rebeldes que se avían levantado contra el emperador, hubo un punto en el que sentí una extraña sensación de miedo recorriendo todo mi cuerpo, entonces el señor Harlock me saco del escondite y me llevo fuera de la nave, desde donde se podía ver a lo lejos la ceremonia de rendición, pero poco después mi vista se fue desviando lentamente hacia el cielo donde media docena de naves sostenían a una criatura gigantesca, con una piel más oscura que el vacío de la noche, y que pareciera estar lleno de fisuras de las cuales salía una tenue luz amarillenta como el magma, no podía verle la cara, pero si podía ver sus enormes cuernos negros y esa ligera niebla negra que desprendía su cuerpo.
Intente torpemente retroceder, pero inesperadamente el Taíto me sujeto por detrás del cuello, provocando que me dejara llevar por el terror que sentía en ese momento, hasta dejar caer mis lagrimas e incluso que me orinara encima, el hombre me tiro al suelo pegando mi rostro en la orina y fue entonces que vi el rostro furioso que tenía encima, los zarpazos que se veían ligeramente por debajo de las vendas que llevaba puestas encima de su ojo.
—Que esta sea, la última vez que te orinas ¡ante un cadente!... y mucho más importante, nunca vuelvas a sucumbir ante el... aquellos que sucumben en su presencia, ¡son los primeros en morir!—.
Cap.-2 Loona (El Cadente).
Lo que odio más del estúpido uniforme de gala, es tener que ponérmelo; a diferencia del uniforme de servicio o la armadura completa, el uniforme de gala tiene que cumplir al pie de la letra todos y cada uno de los lineamientos de etiqueta, lo que lo vuelve muy laborioso de poner, incluso ya me puedo imaginar la cara de burla que pondrá mi dama al verme con esto puesto; entonces escucho como el Taíto por fin abre la puerta y comienza a desenfundar su daga, lo más seguro es que se trate de otro de sus entrenamientos sorpresa, para humillarme con sus habilidades.
—¡Desenfunda!— grito el hombre a mis espaldas, rápidamente di media vuelta desenfundando mi daga, deteniendo el feroz ataque del hombre, para terminar encontrándome frente a su mirada amenazante, pero antes de poder decir algo, el hombre tomo su capa de hombro lanzándola hacia mí, haciéndome retroceder pero tan pronto di el primer paso hacia tras, mi pata ya estaba chocando con la pared a mis espaldas, la cual aproveche para tomar impulso y embestir al hombre que seguía con la vista algo cubierta por la capa, pero al lanzarme hacia él, este retrocedió preparándose para su siguiente ataque, y antes de que pudiera alcanzarlo, el hombre tomo su capa, extendiéndola frente a él para cubrir con ella su próximo ataque; con la velocidad que llevaba no podría esquivar su ataque por lo que me tire al suelo, dando una maroma que el hombre tubo que saltar para esquivarla; ya estando a sus espaldas, debía actuar rápido para someterlo antes de que pudiera retomar su postura, pero el hombre giro inesperadamente en el aire, mientras que con su capa lograba asestarme un golpe en la nariz, dándole el tiempo suficiente para tomar mi mano con la que sostenía mi daga, y terminar posando su daga bajo mi garganta que amenazaba con clavarse mientras el hombre me empujaba hasta la puerta de la habitación, dejándome completamente acorralada —que inútil eres... de haberlo querido, habría acabado contigo en el segundo movimiento— dijo mientras ejercía más presión en la daga bajo mi garganta, llegue a sentir que esta ves si me clavaria su daga, pero finalmente el hombre dio un paso atrás liberándome de su agarre; el Taíto guardo su daga retomando su compostura mientras acomodaba su uniforme y su capa.
—¿tan mal esta?— pregunte algo exaltada.
—creo que aún no entiendes la gravedad de lo que nos está pasando— dijo el hombre acercándose lentamente hacia mí, acorralándome una vez más en la puerta de la habitación —¡por ochenta años! Los Harkonnen, han sido dueños de los campos de especia, regocijándose por todos los tesoros del desierto... realmente crees que se quedaran quietos, viendo como alguien más se adueña de una de las joyas más valiosas del imperio— el hombre tomo mi hocico con sus enormes manos que casi me envolvían el rostro; mirándome directo a los ojos me percate como trataba de ahogar la ira que llevaba dentro —tus ojos, puedo ver a través de ellos... nunca as enfrentado a un Harcór ¡yo sí! Y no son guerreros, ¡son bestias! Ni siquiera los Beórnidas más grandes pueden enfrentarlos solos— finalizo el hombre soltando mi hocico, asiéndome a un lado.
ESTÁS LEYENDO
Zars Goesha
Fanficme leí todo el libro de "DUNE", pero no me gusto el final, por eso decidí hacer mi propia versión y además, me gusta "Helluva Boss" así que me dije ¿por que, no?.