Capítulo 20.

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Pov Jimin.

¡Que la tierra me trague y me escupa en Saturno!

¿Cómo fue que me atreví a simplemente pedirle eso?

Si bien, ya habían pasado cuatro días desde que le pedí a Jungkook pasar mi celo juntos, mis nervios no se iban, incluso aunque Jungkook actúe de manera natural y me consienta como siempre, eso no hace mis nervios desparecer.

—Joven Park... —escuché la voz de Dongyu volviéndome a la realidad.

—¿Sucede algo pequeño? —pregunté sutilmente mientras le acariciaba el cabello. Él solo negó levemente mientras cerraba los ojos y suspiraba.

Nos encontrábamos en un parque cercano. Aún era muy temprano, aproximadamente las 8:00 a.m., el lugar se encontraba desierto. Yo había despertado minutos antes para poder tomar un poco de agua y darle un poco de paz a mi corazón que latía sin pudor alguno siempre que el aroma de Jungkook se encontraba a mi alrededor.

Tenía planeado solo salir por unos segundos al balcón y que un poco de aire fresco me diera en la cara, sin embargo, Dongyu había despertado hecho un mar de lágrimas y gritos silenciosos que solo pude percibir al pasar cerca de su habitación, entré lo más rápido posible, preocupado por que nada le hubiese pasado, Dongyu al verme se aferró con fuerza a mi y lloró desconsoladamente, había tenido un pesadilla.

Al ver como Dongyu temblaba y se encontraba asustado, la casa estaba llena de diversos aromas, entre ellos el mío, sin embargo sabía que eso era lo que le tenía asustado, por lo que decidí salir un momento al parque, así los olores o aromas que pudiera encontrar no le abrumarían.

Como nadie había despertado aún, le dejé una pequeña nota a Jungkook explicando que salimos un momento al parque y que regresaríamos pronto, para así evitar que se preocupara y armara un escándalo.

—¿Estás mejor? —me atreví a preguntar una vez abrió los ojos, talló su ojo izquierdo mientras me veía y asentía levemente.

—T-Tengo mucho sueño... —dijo acompañado de un bostezo y yo sonreí levemente.

—De acuerdo, volvamos a casa para poder descansar un poco más, hoy puedo faltar a clases y cuidar de ti si quieres —sugerí, pues era viernes y podría faltar sin problema, solo iríamos a revisar algunos asuntos sin importancia.

Los ojitos de Dongyu brillaron y asintió, sin embargo no se levantó, se encontraba acostado sobre la banca en la que nos encontrábamos con su cabeza sobre mi regazo.

—Oh Jiminie~ —escuché como alguien canturreó mi nombre y sentí mi cuerpo congelarse.

Dongyu activó sus alarmas cuando sintió mi cuerpo tensarse y después empecé a temblar.

—¿Q-Qué haces aquí? —pregunté tratando de ignorar mi temblor y me levanté con cuidado junto a Dongyu, quien se colocó delante de mí mirando al beta frente a mí.

—La verdad ha sido una coincidencia, jamás esperé encontrarme contigo a esta hora, pero supongo que es natural, un omega de prostíbulo terminando su turno.

—Y-Yo no... no... —me interrumpió con una sonora carcajada que me heló la sangre.

—¿No? Eso lo dices ahora, sin embargo, recuerdo aún como mis labios besaban tu perfecto y blanquecino cuello, mis manos recorriendo tu piel suave como la seda, y tus ojos brillosos y llorosos mientras Yong Mi te tapaba la boca, y tu cuerpo reaccionaba de una manera tan natural, como si estuviese acostumbrado a ello, pensar en eso hace a mi cuerpo hormiguear y querer repetirlo, ¿tú no? —dijo pasando su lengua sobre sus labios remojándolos y haciendo que mi estómago sintiera nauseas.

—N-No... ¡Claro que no! —grité al borde de lágrimas al recordar sus manos sobre mi, ese día que quise borrar de mi mente.

Dongyu no entendía nada, pero aún así pegó su cuerpo al mío evitando que el beta siquiera se acercara a mi, le miraba serio y sus ojos no demostraban ningún brillo.

—¿No?... ¡Oh, lo entiendo! —gritó haciendo que el pequeño alfa y yo retrocediéramos un poco—. Debes de estar cansado después de todo apenas terminas tu turno, ¿no es cierto? —dijo con asco simulado en lo último.

El desprecio en su voz me hizo enojar, maldita sociedad y sus estúpidos estándares, ya ningún omega puede estar por el parque buscando algo de tranquilidad, sentí mis lágrimas casi salir, pero ahora del enojo.

Soy una persona antes de ser un omega, así que estoy en mi derecho de salir y hacer lo que se me antoje a la hora que quiera, ¿por qué les era difícil ver a los demás que los omegas también somos personas? Incluso los omegas han vivido bajo esa opresión durante tanto tiempo que empezaron a creer en ello.

—Hee Sook me había prometido divertirme un rato, pero no contábamos con que el alfa de tu mejor amigo llegara a salvarte, ¿no te sientes mal de utilizar a los alfas y a las personas como beneficio? —preguntó tratando de acercarse, pero se detuvo al escuchar el gruñido de Dongyu—. ¿Lo ves?, escondiéndote detrás de un pequeño niño que no puede hacer nada, pero aún así lo intenta, que lindura —dijo con burla y Dongyu mostró aún más sus dientes tratando de mostrar así sus colmillos.

—Y-Yo no soy así —le dije tratando de mentalizarme más a mi que a él. No, yo no era así, yo nunca me aprovecharía de nadie ni su amabilidad.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó sonriendo de lado y haciendo que mi cuerpo temblara—. Seokjin ya está establecido con su alfa, tiene su marca y son muy felices, Taehyung está siendo cortejado y pronto se establecerá con su alfa, sin embargo, los dos solo tienen tiempo para cuidar de ti, ¿no crees que están desperdiciando su vida?, ¿por qué no los dejas tranquilos de una vez?, ¿no crees que tienen algo mejor que hacer que cuidar de un omega sin marca y despreciado?

Sus palabras llenas de veneno calaban cada vez más fuerte en mi mente, mi corazón comenzó a doler junto a mi cabeza.

¿Yo aprovechándome de mis amigos? No, imposible, Jin y Taehyung siempre están conmigo y me apoyan porque son mis amigos, ¿no es verdad?

—Joven Park, Joven... ¡Joven Park! —escuché a Dongyu gritarme pero yo no podía más que ver la cara del beta sonriendo satisfecho.

—Ellos merecen algo mejor, no estar condenados a protegerte, jamás te preocupas de que te abandonen porque sabes que están atados a ti, pero jamás te has dignado a preguntar un porqué, y sé que jamás lo harás... —dijo sonriendo y disfrutando de mi agonía.

Auch... Mi pecho cada vez duele más y siento mi cabeza delirar... Pregunta que... ¿Por qué? Me da miedo preguntar y que la respuesta no me guste. Sé muy bien el porqué.

—¡Jimin! —escuché que gritaron, pero no pude ver nada más que esa enorme y horrible sonrisa frente a mí y cómo se desvanecía.

el omega del alfa  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora