Capítulo 38.

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Pov Jungkook.

Como pude, dejé el arreglo a un lado, en una mesita de noche y tomé a Jimin con fuerza del cuello, obligándonos a seguir unidos. Sus labios se movían ansiosos, como si hubiera estado esperándolo y yo correspondía con la misma emoción.

Adentré mi lengua en su boca, buscando la suya para subir la intensidad del beso, jugamos un rato así, entre pequeños jadeos y caricias hasta que Jimin comenzó a intentar separarse para buscar aire. Mordí ligeramente su labio inferior y jalé un poco, sintiendo como el sabor metálico invadía de repente mi boca. Finalmente nos separamos intentando regular nuestra respiración.

Jimin se removió un poco y fue cuando nos dimos cuenta de la posición en la que estábamos. No sé en qué momento terminamos así, pero sus manos estaban sobre mi pecho apretando mi ropa y su cuerpo arriba del mío a horcajadas.

—L-Lo siento... —murmuró sonrojado e intentó moverse, yo al darme cuenta, rápidamente moví mis manos y lo abracé con fuerza, su pecho terminó sobre el mío—. J-Jungkook...

—Quédate así... No quiero que cuando te levantes empieces a temblar o me tengas miedo en lo más mínimo y salgas corriendo, así que quédate quieto por un momento —le susurré sin querer soltarlo, sentí su cuerpo tensarse nuevamente y le apreté con más fuerza.

—No te tengo miedo... —después de unos momentos escuché como suspiraba, se acomodó mejor sobre mi y siguió hablando—. Jamás te tendría miedo, Jungkook... Sé muy bien que no eres un santo y eres capaz de hacer cualquier cosa, sin embargo, sé que jamás me harías daño, al menos no a voluntad —respiró profundamente y buscó mi mirada con la suya—. Cuando te ví pelear contra Jindae... lo único que pensé en ese momento fue lo maravilloso que eres... Te hiciste cargo de la empresa de tu padre a los diecinueve años, te volviste exitoso y famoso, tienes miles de seguidores y varios te tienen respeto, acogiste a un pequeño sin familia y no te quejaste en lo más mínimo cuando te pedía algo, buscaste que me sintiera cómodo e incluso cumpliste mi capricho de querer estudiar, siempre llegas a protegerme, aún si tu vida corre peligro y eso haga que faltes a tu palabra, que es lo más sagrado que tienes, sin embargo yo...

» —Tengo dieciocho años, soy caprichoso y con mucho esfuerzo entiendo algo de álgebra, tengo una buena vida gracias a ti y no hago más que jugar y divertirme, tengo secretos cuando no debería ocultarte nada, no soy más que una carga para Jin y Taehyung, quienes ya tienen sus lazos formados y pronto querrán formar una vida junto a sus alfas... Cuando te veo ahora... Todo eso pasa por mi mente, llenándome de temor, pero no de ti, tengo miedo a que veas que yo realmente no soy lo que buscas y decidas alejarte...

—Jamás te querría lejos de mi Jimin... No soy tan maravilloso como me describes, y todo lo que hago, lo hago solo por ti, sin ti, no sé que estaría haciendo ahora mismo —me moví y acaricié su mejilla, a este acto, Jimin se movió ronroneando un poco para tener mejor contacto—. Tú eres muy tierno y amable con una sonrisa que enamora a cualquiera, siempre estás pensando en evitar molestar a los demás en lo más mínimo y te esfuerzas para lograr lo que sea.

—Jungkook... —antes de que dijera algo, le interrumpí, quería dejarle claro lo que sentía de una vez por todas.

—Te amo tal y como eres y no quisiera que cambiaras por nada, además... Estamos destinados... Aún si no hay alguna marca de por medio, yo siempre seré tuyo, desde el momento en el que nuestros caminos se cruzaron, hasta cuando yo deje de existir y más, siempre te voy a amar y solo a ti —se movió un poco y pude ver sus ojos que se encontraban brillantes—. Así que no vuelvas a pensar que no eres lo suficientemente para mí, ya que eres eso y mucho más... ¿Está claro? —Jimin sonrió y asintió, se acercó más a mi rostro y nos besamos una vez más, pero esta vez con un poco más de tranquilidad. El beso estaba lleno de dulzura, haciendo que una opresión en mi pecho se esfumara.

Después de eso, nos separamos y estuvimos en silencio, suspiraba al sentir como Jimin me acariciaba lentamente, sintiendo como mi alfa se sentía tranquilo gracias a esta acción, la habitación se llenó del aroma de ambos, no me importaba cuánto tiempo duramos así y quería que esa paz me invadiera por todo el tiempo que fuera posible.

Eso, hasta que alguien tenía que venir a interrumpirla con tres toques a la puerta...

—¿Jimin? Ya es hora de irnos... —se escuchó la voz de Jin del otro lado de la puerta.

—Oh, cierto —se removió y bajó con cuidado de no lastimarse o lastimarme, yo me negué a dejarlo ir, yo lo necesitaba aquí y ahora, pero como siempre, una mirada de Jimin y me hizo desistir de abrazarlo con fuerza una vez más—. Jin, puedes entrar, no te quedes ahí —le dijo y la puerta se abrió.

—Lamento interrumpir, pero es hora de irnos... —dijo Jin con un toque de arrepentimiento al ver mi rostro para nada amigable por su presencia.

—Está bien, ahora mismo salgo —Jimin le sonrió y Kim solo asintió para salir a esperarle—. El doctor dijo que mañana podrán darlos de alta, tanto a ti como a Jackson, ya que él también recibió la misma dosis que tú, mientras, Jin nos dijo que iremos a la mansión que se encuentra al sureste de la ciudad... ¿Por qué yo no sabía de esa mansión? —me preguntó curioso y yo solo sonreí.

—Porque era un secreto, era la mansión que mandé a construir cuando cumpliste catorce y no sabía que tú eras mi pareja destinada, así que creí que era lo mejor para cuando crecieras y decidieras formar una familia, ya que deja en claro que jamás te dejaría ir así como así a cualquier lugar, entonces tuviste tu primer celo y descubrimos que éramos destinados, por lo que decidí mantener en secreto esa mansión para que así no decidieras irte con alguien en un futuro, quería cortar toda posibilidad de que pensaras alejarte —le expliqué cómo si no fuera importante y Jimin solo sonrió mientras negaba divertido.

—Tú y tus instintos de posesión —rodó los ojos y rió para después de unos instantes despedirse de mí.

Su olor seguía en la habitación, así que después de meditar que había sucedido, sonreí y me dispuse a dormir, al final de cuentas no podía hacer mucho en un hospital.

el omega del alfa  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora