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Me olvidé por completo del mundo justo después de tener ese extraño golpe de realidad. En mi cabeza figuran las mil y una imágenes que ha de tener Namyune después de graduarse, porque eso fue lo que seguro pasó.

Se convirtió en una gran mujer con voz propia, ha llenado todos los lugares a los que va y no se detiene demasiado a pensar en el dinero cuando este se le queda a trabajadoras a medio tiempo. Ha conseguido liberarse de esta época colegial y me espera allá afuera, lejos de las clases restrictivas y fuera de los edificios grises y todo este mundo de ideas y conocimientos.

Después de la conferencia a la que faltó le siguieron otras tres antes de terminar ese semestre. Quise pensar que volvería al iniciar el próximo, pero extrañamente no volví a ver sus ojos enrojecidos ni tampoco sus hermosos iris revestidos en el terciopelo azul de su ropa.

El enigma de su persona era justo el mismo del café, mi mente no alcanzaba a encontrar una conexión lógica entre el auditorio, su maquillaje arruinado y la bebida prohibida. Terminé odiando la esencia de avellanas y me asqueaba cada que debía preparar algo que contuviera ese sabor porque no había nada en ello que pudiera estar unido a Namyune.

Si no bebía el café que pedía, no lo tomaba a sorbos en medio de una discusión profunda ni tampoco me había abandonado, ¿a dónde habían quedado todos los meses que vivimos? El vertedero de memorias en mi interior no era tan vasto para albergar todo lo que en mí había crecido gracias a ella, no podía simplemente morir porque la ausencia de su persona en el colegio no significaba la muerte de aquel momento tan hermoso.

Mi corazón estaba seguro de que seguía conmigo, puedo sentir todavía los latidos lastimeros cuando la hora de mi turno se acerca, brota de él sangre fresca y tibia, mi propia esencia la alcanza a distinguir en medio del mar de imaginarios que me rodean y suspira su nombre al sumergirse en el mundo onírico.

Kim Namyune.

Su nombre todavía es tan dulce como la primera vez que lo saboreé, mis ojos todavía reflejan los suyos y en mi ser guardo cada pequeña parte de ella hasta el día en el que pueda devolvérselos y sentir de nuevo el tacto de sus anillos en mis dedos.

bitternuts [namgi fem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora