Capítulo 4: El caliz de fuego y los cuatro campeones

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Es un verdadero crimen que yo no haya visto hasta ahora esos pliegues
sonrientes. Su boca es una sencilla curva, punteada por unos dientes perfectos, flanqueada por unos leves hoyuelos.

Cada carcajada les sale a los dos en una ráfaga ronca y jadeante, como si no pudieran contenerla por más tiempo, y para mí resulta tan adictiva como el sabor de su boca o el olor de su piel. Esa risa asombrosa se convierte en algo que necesito con urgencia.

-Es muy pronto para eso ¿no?―Los dedos de Fred me acarician la piel y
yo sudo aún más.

Ahora siento un poco de vergüenza. Creí que era la única en querer besarlos a ambos pero...creo que me equivoque.

-Bonita se que te mueres ganas de hacerlo, pero como dice Fred...tendrás que aguadar un poco más-susurra George maliciosamente.
Me vuelvo la cara para ocultar mi sonrisa, pero ellos me sujetan de la manga.

-No te escondas. Nosotros también queremos y no sabes lo que nos esta costando-Nunca voy a reponerme
de esa sonrisa.

¿Ellos también quieren? ¿No es una alucinación mía?

Llevo tanto rato mirándolos que se ha convertido en dos espectros de colores de mi visión.

-Entonces...les gusto pero...-Bajan la vista hacia mí. Desarrollo la idea con tanto énfasis que me tiembla la voz.

-Pero no hay porque apresurarnos...

-...queremos estar contigo t/n.

Ellos me mirán atentamente.

-Todo el tiempo -Me coge la barbilla delicadamente Fred. Sus ojos brillan con una expresión que nunca le había visto. Cierro los ojos un segundo para darles un descanso.

Entonces...recuerdo la charla con Hermione y la advertencia de Ron.

-Yo no.

Sus ojos destellan con sorpresa.

-¿Cómo? -exclama alarmado-¿Por qué?

-No quiero estar con ustedes.

-Al menos podemos saber el porqué.
-dice, al cabo de un rato.

Su voz me llega a través de una niebla oscura.

No digo nada. Ellos me miran severamente.
Fred y George se paran de la cama.

Trago saliva audiblemente. Me pone los dedos bajo la barbilla y me alza la cara hacia la suya.

-Creí que si confiabas en mi y en George.

El alma se me empieza a caer a los pies. Ha estado jugando conmigo todo el
rato.

Ambos salen de la habitación mágicamente y yo no he podido continuar la versión que tuve armada.

Pude haber dicho que se quedarán, que no les haría caso a las demás personas, pero no lo hice.

Pude haber dicho que se quedarán, que no les haría caso a las demás personas, pero no lo hice

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¿Será él o yo? | 𝗙𝗿𝗲𝗱 𝘆 𝗚𝗲𝗼𝗿𝗴𝗲 𝗪𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora