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La puerta principal fue azotada de manera violenta y con ello se dio por terminada la calma dentro del departamento.

El sujeto de cabellos negros continuó sintiéndose atolondrado. Caminó con pasos vacilantes por el pasillo hasta llegar a la cocina y tomar un par de aspirinas comunes. La realidad era que no se encontraba mejor que el otro sujeto con el que había chocado hace unos momentos atrás. Le dolía el pecho y sentía el vacío que crecía en su interior con cada segundo pasado. Su lobo rascó con demasiada fuerza exigiendo la presencia de su alfa y repentinamente se volvió víctima de la tristeza.

-Puaj, cielos, Minho, ¿puedes calmarte? Tu aroma está siendo increíblemente empalagoso y está por todo el departamento.

Los oídos del nombrado se tensaron ante aquellas palabras. Reconoció al sujeto como su alfa de apoyo y se aproximó a él en un santiamén. El aroma a cacao lo distrajo exitosamente y con ayuda de unas suaves palmadas en la espalda, su lobo se fue calmando más y más.

-¿Por qué carajos te estás marcando con el aroma de mi alfa?

Minho respingó arisco sobre su lugar, gruñó bajito y el alfa se burló cuando fue liberado por la calma del omega mayor. Este se acarició suavemente el pecho, se lamió los labios y aclaró la garganta.

-Yo... lo encontré -musitó.

-¿Encontraste qué?

-A mi alfa, encontré a mi destinado.

Felix y Hyunjin intercambiaron miradas silenciosamente sorprendidas. Minho ignoró la reacción ajena y buscó sorber una buena cantidad de agua para que le ayudara a refrescar su garganta seca.

Siguió teniendo la sensación angustiante en el pecho que no quería dejarlo en paz, incluso después de la intervención del alfa. Su lobo seguía reclamándole por su cobardía y empezaba a castigar a su humano con aquel terrorífico sentimiento.

-¿Lo conocemos? -indagó Felix.

-... ¿O es cercano a alguno de nuestros benefactores? -agregó Hyunjin.

Minho se giró a verlos, siguió pasando saliva y sus gestos continuaban indicando sobre la molestia de su interior. No obstante, se encontró consciente para responder a lo que se le preguntaba.

-Oh, es aún mejor -tragó saliva-. Mi destinado es el hijo de nuestro querido amigo, el sheriff Kim.

La pareja frente a él se quedó muda y con las cejas alzadas. Esperaban que Minho comenzara a reírse como el maniático que era, para luego decirles estúpidos y perderse en su habitación como si nada, pero no ocurrió, en su lugar el mayor se giró sin espera de una respuesta y empezó a abrir los cajones en busca de sus supresores.

-Los tiré -avisó el pecoso.

-¿Qué? -le miró-. ¿Por qué tiraste mis supresores?, ¿con qué derecho?

-Terminarás mal si continuas medicándote de esa manera... Minho debes calmarte, sólo estás alterado por tu lobo.

-Lix tiene razón, Min -intervino el otro-. Mejor toma un descanso, mañana por la mañana tenemos asuntos que arreglar.

Minho bufó y aceptó sólo porque el aroma del alfa podía calmarlo en ese momento. Dejó de lado sus intentos de hallazgo y se dirigió a su habitación, encerrándose al instante. Sabía que tomar tantos supresores le traería consecuencias terribles y hasta mortales en el futuro sin embargo, era lo único que lograba adormecer a su lobo y mantenerlo a raya.

Aún no sabía qué es lo que pasaba con su lobo que se mostraba extraño. Creía que la razón de su comportamiento arisco y empalagoso probablemente se debía a la confusión de su identidad.

DESTINADO A LA MUERTE [Knowmin /  2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora