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A pesar de todo, la vida debía continuar. Los Lee y el Hwang terminaron las vacaciones previas al baile del pueblo y nuevamente estaban centrados en el negocio de postres. Todo estaba más tranquilo tras el encuentro del hijo del sheriff sin embargo, no hubo indicios sobre el paradero de los secuestradores y asesinos de esa noche, como ya era costumbre.

En resumen: todas las piezas estaban donde debían estar en ese momento.

La mañana calmosa acompañaba a la gente del pueblo en sus rutinas diarias. El cansancio común era evidente al tratarse del antepenúltimo día previo al fin de semana, pero los nervios resultaban ruidosos dentro de un lindo local. El alfa y los omegas habían tratado de digerir la noticia del posible embarazo y mientras se llegaba la hora del testeo, debían mantenerse calmosos y no alertar a los demás. Así pues, su única distracción se encontraba dentro de sus negocios legales.

La campana sonó dentro del sitio. Felix alzó la mirada y mostró su sonrisa brillante de siempre, contagiando a la linda omega que ingresó, aunque no pudo evitar sentirse un tanto nervioso cuando la reconoció.

—Buen día.

—Oh, pero que tenemos aquí, Kim Yuri.

—¿Soy famosa?

—Dale las gracias a tu padre... ¿Qué te trae por aquí?

La chica miró por el estante, pensando en lo que quería obtener. Se encaminó por el sitio con el dedo en los labios, haciendo un puchero que la hizo ver como una cachorra.

—Lixie, aquí está... Oh.

La voz de Minho se detuvo apenas vio a la chica. Cruzó miradas con su hermano y tragó saliva tratando de no mostrarse nervioso, pues ya no tenía escapatoria.

—Buen día.

—Ah, ¡omega cereza, que agradable sorpresa verte de nuevo!

—¿Omega cereza? —indagó Felix—. ¿Me perdí de algo?

—Este lindo omega me chocó en el baile del pueblo —acusó—. Por cierto, ¿puedo hablar un momento contigo?

Ambos hermanos cruzaron miradas una vez más. Felix estaba dispuesto a echarla si Minho así lo quería sin embargo, el azabache asintió y se quitó el delantal.

—Vamos al patio trasero.

La chica asintió y se encaminó a donde el otro la llevó. Minho la hizo sentarse en una banca y él la siguió luego, dejándolos en medio del silencio.

—Sé que eres el destinado de mi hermano —habló ella—. Pero no te preocupes, le prometí a Seungminnie que no lo iba a divulgar sin embargo, hay algo.

—¿Él está bien? ¿Tuvo alguna complicación?

Yuri tomó las manos de Minho, abrazandolas entre las suyas, le sonrió calmosa y negó con suavidad.

—Ese idiota está bien..., pero estos días él ha estado muy extraño y bueno —olisqueó—. Ahora creo que lo estoy confirmando.

—¿De qué hablas?

—Yo..., tengo mucha sensibilidad con mi olfato, incluso puedo encontrar aromas en los beta... La cuestión es que Seungmin y tú están compartiendo ese sutil y empalagoso aroma a dulce de leche.

—¿Eh?

—Marcaste a mi hermano, le transmites todos tus sentimientos aunque son ligeros por ser un lazo de omega..., y ahora mismo también le estás transmitiendo el aroma para que sepa que su bebé está bien.

Minho abrió los ojos. Su corazón palpitó latoso y sintió que todo le dio vueltas. Se rascó la glándula de aroma cuando no pudo decir palabra alguna, mostrándose tan conmocionado como la mayor.

DESTINADO A LA MUERTE [Knowmin /  2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora