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Mamá se apresuró toda la semana para dejar la casa perfecta. No veo mucha diferencia, porque es prácticamente el mismo orden y listo-para-mostrar de siempre, a pesar de que no está a la venta. Muebles ultra-modernos de cuero, mesas de cristal, un par de lámparas y algunas fotos de la familia perfectamente colocadas. Eso es todo. Ningún desorden. No hay señales de que personas reales en realidad vivan aquí. Un lugar para cada cosa, cada cosa en su lugar. Siempre.

Mi habitación es una historia diferente. Sólo hago mi cama cuando cambio mis sábanas, y tengo ropa y zapatos en todas partes. No soy una vaga total, sin embargo, incluso aunque mamá estaría en desacuerdo. No importa lo mal que se ve, realmente está organizado. Tengo tres armarios diferentes para cada temporada.

1. La ropa que de hecho uso, todas ellas por encima de mi piso, cama, y en cestas para la ropa, ya que no hay espacio en ningún otro lugar.

2. La ropa que me quedaría si pierdo peso. Llenan el armario y tocador. No quiero deshacerme de ellas porque espero que vuelvan a quedarme algún día.

3. La "ropa estimulante" que mamá me ha comprado en los últimos años. Cuelgan en el fondo del armario, con las etiquetas todavía en ellas. Algunas están pasadas de moda ahora, pero no voy en busca de ellos, porque es demasiado deprimente pensar en todo el tiempo que he pasado siendo gorda.

Tengo suficientes zapatos, por otra parte, para que coincida con los tres armarios. Después de todo, no importa mi talla de pantalón, los zapatos son siempre talla 7. Y ellos están por todos lados. A pesar de que generalmente lo hago, mamá insiste repetidamente en que debo mantener la puerta de mi habitación cerrada mientras Regina esté aquí.

Ella rocía Windex, Pledge, 409 y Febreze sobre todo y toallitas exfoliantes en cada superficie dura y algunas más suaves, también. Llevo a Libby a recoger a Gigi de su peluquero. Ha sido arreglada, esponjada y rematada con un lazo rosa. Aspiramos y fregamos de nuevo justo antes de que Regina llegue. Incluso los gemelos deslizan paños para polvo a través de todas las partes a las que pueden llegar. Mamá está regañando por todo el lugar, gritando que la casa sigue siendo un desastre.

Tan pronto como suena el timbre la tarde del sábado, ella instantáneamente se transforma de Dra. Jekyll a la Sra. Hyde. Su voz va desde un chillido fuerte a suave y tranquila. Su rostro se suaviza. Y ella realmente sonríe por primera vez en toda la semana. Sí, se parece más a una mueca de terror, pero creo que es una sonrisa. Me recuerda a un director aplaudiendo y llamando a sus lugares a todo el mundo.

Mike abre la puerta. 

—Hola, mamá. —Él la besa en la mejilla—. Es bueno verte -Tan formal. Niego con la cabeza, porque si mamá alguna vez besara a abuela o le dijera Encantada de verte así, abuela la llamaría sabelotodo. Mejor que trasero gordo1, pero todavía no es un cumplido.

Regina viene trayendo un jamón. Sí, un jamón. Todavía envuelto de la tienda de comestibles. Gigi baila sobre sus patas traseras, saludando a Regina y olfateándola. ¿Y qué si las patas de Gigi tocaran las rodillas de Regina? Ella es un perro, después de todo. Eso es lo que hacen los perros. Olfatean cosas, como invitados y jamones. Ella no está siendo desagradable en absoluto. Pero Regina empuja su pierna hacia adelante, golpeando a Gigi de regreso. 

—¡No! —grita—. ¡Vete! ¡Perro malo!

 Saco a Gigi y la meto bajo mi brazo. Ella ladea la cabeza hacia mi rostro y lame el aire. Supongo que eso significa que está agradecida.

Los gemelos están detrás de mamá y yo, como si también hubieran sido pateadas por las piernas de Regina. No las he visto en este silencio desde la última vez que ella nos visitó. Es algo que me asusta. 

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2015 ⏰

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