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Seis: Privet Drive.
—Entonces el señor Malfoy se fue —le expliqué a Sirius quien estaba enfrente mío escuchando con atención —Asi que aproveche para bajar lo más pronto posible sin ser descubierta y me encontré con un señor medio raro que le gusta el chisme y luego me tope con este tipo demasiado guapo, es que enserio, debiste verlo, rubio de ojos azules y tremendos músculos...
—Sea, Sea ¡Sea, ve al grano! —exclama el castaño, desesperado.
Yo lo miro un poco molesta porque acaba de interrumpir mi descripción sobre el bello señor Podmore pero ya que, parece que nuestras prioridades son diferentes.
A menos que esté celoso de los músculos de otro tipo. Es Sirius Black al fin y al cabo, muy sospechoso ¿No?
—Lo conseguí —dije alegre, moviendo mis brazos —¡Nada malo ocurrió! Te conseguí la dirección del pequeño Potter.
Black suelta una risa ligera sin poder creerlo , seguramente está tan emocionado como yo pero no lo demuestra ferozmente, nada más pasa sus manos por la melena rebelde que tiene y suelta suspiros largos.
—No puede ser. Al parecer tuviste razón y te subestimé demasiado —acepta con una sonrisa avergonzada.
—Tranquilo, tampoco fue tan difícil.
Haciéndome la modesta, cuando obviamente me siento orgullosa que Sirius acaba de aceptar que no soy tan atolondrada.
—¿Y bien?
—¿Que?
—¡La dirección! ¿La tienes? ¡Dámela!
—Oh si, espera un segundo —saco mi varita del bolsillo y voy en busca de un pergamino suelto que pueda utilizar. Lo desdobló y lo pomgo sobre la mesa para conjurar un hechizo —¡Revelio!
