¡Una familia como ninguna!

Pelear por ti

Harry: 17 años
Draco: 17 años

——

Draco entró en la pequeña oficina, cerrando la puerta con un fuerte sonido seco detrás de él.

Draco: Voy a ir.

Harry: *Con sus palmas apoyadas en el escritorio, cierra sus ojos y suelta un largo suspiro* No. No permitiré que vayas, es muy peligroso.

Draco: Si tengo que luchar por ti para hacer ruido y alzar mi voz, lo haré. *Se cruza de brazos* No me importa si me costará la vida en el intento.

Harry: Draco, él estará buscándote en cuanto pongas un pie fuera del refugio. *Agita sus manos en desperación, girando para verlo a los ojos* Alguien podría hacerte daño.

Draco se queda callado por unos segundos. De pie, sosteniendo su vista fija en la de Harry. Su verde brilloso, hermoso. Anhelante de poder acercarse más a él.

Draco: ¿Es por eso que.. terminaste conmigo? ¿Porque le temes a él–?

Harry: ¡Yo no..! *Interrumpiendo a Draco, no queriendo que sea capaz de terminar su frase. Pausa unos segundos para regular su voz* No le temo a Voldemort. *Draco cierra sus ojos un momento al escucharlo nombrar* Le temo a lo que podría hacerte a ti. Y si terminar contigo es una forma de mantenerte a salvo, entonces es algo por lo que tendré que pasar.

Draco: *Mirando el suelo, su ceño se frunce* Iré. Pelearé en nombre de ti y tu bando. Porque estoy de tu lado, y–

Harry: Draco, no–

Draco: ¡Y no comprendo a la gente que no lucha por lo que quiere! *Levantando el tono de su voz, para anteponerse ante la de Harry y logre escucharse con claridad. Sin perder la conexión de sus ojos* Que decide hacerse a un lado y no pelear. No quiero convertirme en eso.

Esperó. Esperó a que Harry respondiera. Le dió la oportunidad de dejar escuchar las palabras de aliento que necesitaba de su parte. Pero eso no llegó. Harry solo se mantuvo en silencio, con su vista sobre él pero notablemente perdida.

Draco: La Orden llamó por ayuda y yo responderé por ellos. *Se acomoda su
abrigo, buscando confirmar que su varita sigue encontrándose en los bolsillos del interior*

Al no recibir otra negativa del moreno, Draco dió media vuelta y salió de la habitación.
Dejando a un Harry inmóvil, de pie en el centro del lugar y con el corazón bombeando en su garganta.