—¡¿Cómo que te despidieron?!
La pregunta llena de confusión y asombro era la reacción que había tenido Gabi al enterarse de la verdad.
Armin sin siquiera mirarla a los ojos asintió con defraudo ante sí mismo. No pensaba contarle aún de que ya no seguiría trabajando en ese nefasto supermercado, pero lo pensó mejor y decidió hablar. Tarde o temprano Gabi se enteraría de eso, no es como que nunca se iba a dar cuenta de ese grandísimo detalle.
—En realidad no me habían dado el día libre. Mi jefe... Mas bien, ex-jefe, decidió hacerlo por corte de personal y pues, bueno...
Gabi, a pesar de su corta edad, era conciente de ciertas actitudes que presentaban algunas personas por querer rebajar o discriminar a otras. No era tonta, eso lo sabía. Pero nunca creyó experimentar, ver como su padre podría estar en una situación así algún día.
Estaba enojada.
—¡Eso no es justo! ¡Habías trabajado en ese lugar por mucho tiempo!
—Gabi, tranquila.—Dijo relajado.—Ya pasó.
—Es que, papá eso es injusto.
Armin cerró la puerta del departamento con llave y después se agachó para verla frente a frente, poniendo una mano en su hombro.
—Lo sé, pero no podemos hacer mucho.—Sonríe derrotado.—No nos queda nada más por hacer.
Gabi se quedó callada por un rato, hasta que preguntó algo que la inquietaba.
—¿Fue en realidad por corte de personal o fue algo más el origen de tu despido.
Armin no contestaba por lo que Gabi se impaciento más de lo que ya estaba. Eso respondió a su pregunta.
—¡Ahora entiendes porque estoy enojada!
—Gabi, ya basta.—Suspiró.—Eso ya es pasado. Como te dije, ya no se puede hacer nada. Siempre en la vida es así y en realidad ya estoy acostumbrado a esto.
La niña quería decir más pero era verdad, en una sociedad así no podían hacer mucho y menos si eres una pequeña de diez años.
Ambos continuaron el recorrido hacia la escuela de Gabi, pero no habían dejado su plática.
—Si ya no tienes trabajo, ¿Ahora que vas a hacer?
—Pues, ayer dos personas me ofrecieron trabajo en una cafetería. Estoy pensando en ir después de dejarte de la escuela.
—¿Y si te ayudo yo también para conseguir un empleo?
Armin alzó las cejas sorprendido y de inmediato negó a su idea.
—No. Definitivamente no. Tú no vas a trabajar y desatender tus estudios.
—Pero...
—No. Yo me voy a encargar de eso, no tienes de que preocuparte por estás cosas. Yo soy el adulto aquí y ese es mi deber del cual debo encargarme, no tú. ¿De acuerdo?
A regañadientes asintió. Pero una duda entro por su cabeza.
—Oye un momento. ¿Tú algunas vez habías trabajado en una cafetería?
De pronto se detuvo de repente, por lo que la niña lo miró con curiosidad. Armin viajo a sus recuerdos, en específico, en unos que eran muy viejos. Dónde creía que nunca más los volvería a recordar.
Al sentir que alguien le jalaba de la manga de su chaqueta reaccionó y contesto a la pregunta.
—Mi, mi abuelo tenía una cafetería hace bastante tiempo. Cuando yo era pequeño solía ir para robarle uno que otro bocadillo. Pero también iba porque le ayudaba con el negocio. No era como las cafeterías de hoy en día pero funcionaba como una igual. Así que, en teoría se algunos detalles de como trabajar en un lugar como esos.
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Una Felicidad Anhelada
FanfictionEl recorrido que se lleva para obtener lo que queremos puede llegará a ser bastante difícil y en ocasiones puede que nunca lo logremos. Sin embargo, uno será capaz de hacer todo lo posible para conseguir lo más anhelado que te dicte el corazón. Arm...