🐝Capítulo 7🐝

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Félix observó a Chloé que hablaba con Jean, su mayordomo y cuidador, su mirada viajo de la rubia hasta su mano izquierda, donde descansaba el prodigio del pavo real.

Soltó un suspiro y se giro para ver a su madre, ella ya estaba al tanto de la situación, sabía a lo que Chloé realmente había venido porque se lo había dicho, con el permiso de la hija del alcalde de París.

—¿Y que piensas, madre?... ¿Debería ayudar a Chloé con... esto?—

—Ella puede ser algo quisquillosa con las personas con las que se junta y tener una actitud uh... ¿Complicada?... Pero es una buena chica, aún cuando su atención estaba más centrada en Adrien, ella te daba tu lugar con su mejor amigo— Dice la Graham de Vanily. —Creo que sería correcto ayudarla—

Su mejor amigo...— Murmuró el rubio que volvió a posar su mirada azul grisácea en el broche con forma de cola de pavo real que descansaba en la palma de su mano izquierda. 

Años atrás.

Chloé estaba en el parque jugando junto a Félix, ambos eran vigilados por el señor André que los observaba desde cierta distancia. 

La pequeña Bourgeois traía puesto un precioso vestido de color aguamarina que tenía tejidos a mano bordados de delfines, la rubia se aseguraba de no ensuciar la fina prenda que su madre le había dado por su cumpleaños hacia unos días atrás, para ella aquel vestido era un tesoro, al igual que Mr. Cuddly (Señor Osito).

Mientras ella jugaba con su oso de peluche, el pequeño Fathom estaba muy concentrado viendo un libro sobre aves que le había obsequiado su padre hacia un par de días.

Félix estaba observando la fotografía de un bellísimo pavo real de plumas blancas cuando se percató de algo extraño, había una niña rara rondando alrededor de ellos, aquella niña (que parecía tener su edad) tenía el cabello azul oscuro y ojos celestes, su vestido era bonito de color blanco con estampado de flores rosas, pero no era tan bonito y llamativo como el que Chloé traía puesto.

No sabía porque, quizás envidia, pero aquella niña de cabello azulado derramó a propósito jugo sobre el nuevo vestido de Chloé, dejando una gran mancha de color uva sobre uno de los costados del vestido que era de un color claro.

Inmediatamente la pequeña hija del matrimonio Bourgeois empezó a llorar debido a que su preciado vestido, aquel que su había confeccionado para ella, había sido arruinado por aquella niña de cabello azulado.

El señor André vino al escuchar a su hija llorar de manera tan lastimera, al verla así la tomo en brazos, mientras tomaba la mano de Félix y los llevaba hasta el estacionamiento, de ahí regresaron al hotel.

Félix observó a Audrey bajar por las escaleras hecha una furia y dirigirse hasta Chloé quien continuaba llorando debido a su vestido arruinado.

—¿Qué le sucedió a tu vestido, Chloé?— Demandó saber la mujer.

—Mami, una niña me tiro jugo...— La pequeña rubia intento explicar.

—¡No me vengas con excusas baratas! ¡Eres una mocosa desagradable e irresponsable!— Empezó a gritar la crítica de moda. —¡Cree para ti este hermosísimo vestido y tú tienes el descaro de mancharlo! ¡Eres una inútil que no sabe cuidar nada! ¡No sé ni para que me moleste en hacerte el vestido! ¡Eres una estúpida! ¡Una mala hija! ¡Una decepción! ¡No mereces portar el apellido Bourgeois!—

Félix vio como Audrey Bourgeois levantaba su mano y la movía de manera violenta, golpeando la mejilla de Chloé, callando su llanto y sus disculpas.

La Nueva Chloé BourgeoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora