La Nueva Chloé Bourgeois

🦚🐝Especial 2🐝🦚

Se habían casado hacia unas horas.

Dupain-Cheng habia venido junto a Zoe, ambas se habían hecho pareja hacia un par de meses, fue extraño ver a la futura diseñadora de modas entrar del brazo de la que era su media hermana, pero no fue tan raro como ver a Adrien de la mano de Alix.

Esa pareja sorprendió a más de uno, se incluía en ese grupo, si era honesta, había notado que ellos se habían hecho más cercanos en los últimos años, pero jamás espero que fuera de ese tipo de cercanía.

Luka y Kagami fue algo normal, ellos llevaban un par de años saliendo en secreto, hace poco hicieron su relación pública, pero tanto Félix como ella estaban al tanto de que ambos estaban enamorados, incluso los ayudaron en algunas de sus salidas románticas.

Inhaló y exhaló, dejando el recuerdo de su boda a un lado, ahora tenía que enfocarse en otra cosa.

Por ejemplo: Que estaba en medio de su luna de miel.

Trataba de calmarse, pero no podía, le hubiera gustado que Pollen estuviese allí con ella, para pedirle consejos, pero tanto ella como Duusu estaban en París, con Jean.

Mientras que ella estaba en Londres, en la mansión que Félix había mandado a contruir para ambos, aunque, ¿Siquiera podía llamarla "mansión"? ¡La fachada parecía la de un maldito castillo! ¡Y era casi el doble o triple de grande de lo que era el Le Grand París!, Cuando le pregunto a él porque la mansión tenía tal diseño arquitectónico, él solo sonrió y le dijo: "Una Reina Solo Puede Habitar En Un Castillo, ¿No Te Parece, Mi Reina?".

Fue sacada abruptamente de sus pensamientos cuando recibió un cálido beso en la nuca.

Se volteo rápidamente, quedando frente a frente con Félix, su esposo.

—Es hora de consumar el matrimonio, Mi Reina—

El cuerpo de la rubia se estremeció, con los años la voz del Graham De Vanily se había hecho más grabé, era muy parecida a la de "Lucifer Morningstar (De La Serie De Lucifer)", su tono la hacia temblar.

Félix sabía muy bien lo que causaba en ella y lo usaba a su favor, le encantaba ver cómo su hermosa Reina se derretía cuando le hablaba con una voz burlona e irónica.

Sus labios suben, escalando lentamente por el cuello de su esposa, devorando a su paso cada poro de su piel.

Se encuentra su boca con la de ella, dulce y húmeda, dónde su lengua y la de ella, se unen de nuevo, en la más mágica danza, bailando juntas, entregadas en cuerpo y alma, en busca del aliento, que siempre las embriaga.

Renacen sus manos, antes dormidas, desabrochando cada botón de su camisa, para navegar sobre aquella blanquecina piel, mientras descienden atrevidas.

Ahora son sus manos, las que, alegres y vivas acarician su cuerpo, posándose sin miedo sobre la copa de sus pechos, sintiendo como sus dedos se encendían, como si estuviesen tocando fuego.

Él sintió la pasión y el deseo de su esposa.

Se desliza su boca, suave como el viento, por la piel de su cuerpo, hasta encontrar el delicioso tesoro que son para el aquellos diamantes que adornan la parte superior de su cuerpos.

Los devoro, los lamo y los succiono, la cordura lo abandona con los primeros jadeos, que lo hacen perder todas sus inhibiciones.

Él se sumió en la pasión, amando casa parte de su esposa, dándole todo el amor que se merecía, aquel que por mucho tiempo le fue negado, pero que él siempre estuvo dispuesto a darle.

La amo durante horas.

Marcando la pálida piel de porcelana, con pequeñas marcas de amor, que se quedarían allí por un par de días.