❝Donde Jungkook reparte postre a todos los vecinos menos a Jimin, quien empieza a desesperarse al ver cómo el pelinegro lo ignora por completo.❞
➫ Esta historia es una adaptación, todos los derechos reservados a la autora original @larryflowers28.
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Los ojos de Jungkook se abren con sorpresa cuando la puerta del apartamento del castaño es finalmente abierta. Porque Jimin se encuentra vistiendo únicamente un pantalón deportivo de color gris mientras su cabello se encuentra mojado y despeinado.
A la vista se encuentran todos los tatuajes que el castaño tenía por su cuerpo, y Jungkook no puede evitar quedarse completamente embobado observándolos. Sintiendo la necesidad de pasar sus dedos por la tinta de su cuerpo.
Por lo que parecía, acaba de salir de la ducha. Y aquello no tendría que hacer que algo en el estómago del pelinegro se remueva de la manera en la que lo hace.
- Oh -dice mientras su rostro se enciende levemente. -Siento interrumpir, no sabía que estabas ocupado.
Jimin sonríe divertido ante su reacción.
- No lo estoy.
Jungkook lo mira de arriba a abajo, lamiéndose los labios sin darse cuenta.
- ¿Seguro?
- Claro -Jimin suelta una pequeña risa- ¿Quieres pasar?
Jungkook asiente, entrando al apartamento del castaño con una sonrisa nerviosa en los labios.
- Tengamos una cita -dice, deteniéndose en la mitad de la sala del castaño y girándose para mirarlo- Ahora mismo.
Jimin sonríe divertido, acercándose a Jungkook con los ojos repletos de cariño.
Sus manos encuentran las caderas de Jungkook para acercarlo hacia él.
- ¿Una cita? -pregunta en voz baja-
- Sí -el pelinegro asiente con una sonrisa en los labios, feliz de estar entre los brazos de Jimin-
El castaño lo mira con aquella sonrisa que Jungkook podía causar en él, con aquellos ojos brillantes que sólo parecían iluminarse de aquella manera cuando Jungkook se encontraba cerca.
- ¿Y de que tipo de cita estamos hablando? -Pregunta, levantando una mano para atrapar uno de los mechones de cabello que se encontraba en el rostro de Jungkook-
- Una con películas, helado y mis maravillosas galletas.
- Mhmm ¿Me has hecho galletas, cielo? Suena bastante bien.
El corazón de Jungkook enloquece en su pecho mientras sus mejillas se encienden levemente.
- Exacto, no puedes negarte.
Jimin acaricia las caderas del pelinegro por encima de su suéter, sonriendo ampliamente.
- No planeaba hacerlo.
Jungkook sonríe satisfecho con la respuesta antes de tomar el rostro del castaño entre sus manos para dejar un casto beso sobre sus labios.
Y es que no importa las veces que lo hicieran, siempre se sentía como la primera vez.
