Capítulo 3

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Después de unas semanas los nuevos se habían adaptado bastante rápido a la ciudad, incluso eran ellos los que organizaban constantes reuniones en su favela. Sin duda, habían agregado más alegría a Isla Quesadilla. Todos congeniaban bien, a excepción de cierto par que insistía en competir constantemente por la atención de cierto castaño que parecía ajeno a la situación que lo involucraba.

Como era usual Spreen se encontraba esperando a Roier, el cual estaba retrasado por un par de minutos, algo raro en él. Sin embargo, después de verlo llegar con Cellbit entendió el motivo de su tardanza, pues siempre que este se encontraba con el castaño acaparaba su atención.

- Hola Spreen. – Sonríe al verlo.

- Llegas tarde.

- ¿De verdad? Verga, perdóname.

- Lo siento, fue mi culpa le pedí ayuda en algo. – Cellbit interviene.

- Sí, lo supuse. – Toma su mochila comenzando a caminar por lo que ambos lo siguieron detrás.

- ¿Estás bien Spreen? – Roier pregunta preocupado ante su actitud.

- Sí, no pasa nada, boludo.

Claro que el de bandana nota el cambio de humor del chico, pero no quiso insistir pues lo conocía lo suficiente como para saber que esto lo molestaría. Su mirada se posaba en Spreen de a ratos al no poder hacer o decir algo al respecto.

- Creo que está enojado. – Le susurra a Cellbit.

- No creo, tal vez está cansado. – Le sonríe para tranquilizarlo.

- No... lo conozco, parece que quiere matar a alguien. Te lo juro.

El brasileño no responde pues trataba de pensar en la mejor forma de aligerar el ambiente. – Escuché que Vegetta al fin terminó su tren, deberíamos de ir. – Observa el rostro de Roier para ver su reacción.

- Loco, es verdad. Esa madre es enorme. – Dice haciendo ademanes exagerados con sus manos haciendo alusión del tamaño. Por lo que Cellbit sonríe, pues había dado en el clavo.

- Podemos ir en la tarde y así vemos el atardecer desde ahí, ¿te gustaría?

- Sí, sí, tenemos que apurarnos si queremos llegar porque está bien pinche lejos.

- Calma guapito, sí llegamos ¿Te gusta la idea, Spreen? – El castaño observa al chico esperando su respuesta.

- Suena bien.

Roier sonríe y comienza a correr hacia esa dirección. - ¡Apúrense, pendejos!

Cellbit sonríe ante la emoción del chico siguiéndolo sin perder el tiempo, pues la energía que este transmitía era contagiosa.

Una vez llegaron al lugar Vegetta los recibió y aceptó dejarlos dar un recorrido por su tren.

- Bien, chicos, tened cuidado con- El español no terminó de advertirles, pues el vagón ya estaba en marcha.

- ¿Qué dijo? – Roier se volteó en dirección a Spreen.

- Nada, no te preocupes. – Le aseguró mientras tomaba asiento y se recargaba en la ventana.

- Spreen... ¿en serio estás bien?

- ¿Por qué estás preocupado? Ya te dije que estoy bien, Ro.

- Si tú lo dices...

- Guapito, mira, desde aquí se ve todo más lindo. – Cellbit llega al vagón llamando la atención de ambos.

Tu misterioso alguien - SpiderBear/GuapoDuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora